El estrés alboral y la sobrecarga de actividades genera ansiedad, irritabilidad, problemas de concentración, alteraciones del sueño y del apetito, apatía, frustración e indiferencia hacia el trabajo, lo cuál es necesario resolver con una consulta psiquiátrica.
Levantarse temprano, llevar a los niños al colegio, trabajar, asistir a clases, mantener una vida social y estar pendiente de otra serie de actividades, a menudo autoimpuestas, son parte del quehacer cotidiano de muchas personas.
El cansancio o agotamiento se puede presentar en diversas etapas de la vida, sin embargo, cuando esta sensación se vuelve crónica, surge el estrés y el individuo enfrenta una situación que podría afectar su salud y productividad.
Esta enfermedad consiste en la presencia de numerosos síntomas, como ansiedad, irritabilidad, problemas de concentración, alteraciones del sueño y del apetito, apatía, frustración e indiferencia hacia el trabajo; e incluso puede llegar a desencadenar cuadros depresivos. Todo esto revela al agotamiento de un modo de hacer las cosas o de un cierto estilo de vida.
Según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 490 millones de personas sufren de neurosis y estrés.
El doctor Alejandro Koppmann, psiquiatra de Clínica Alemana, explica que en su consulta recibe 'pacientes con problemas de estrés con extremada frecuencia, y cerca de un 30 o 40 por ciento presenta síntomas que se derivan de su relación con el trabajo, debido a la exigencia diaria. Lo importante es entender que el estrés no es el problema, sino que es un síntoma del problema, es consecuencia de un estilo de vida'.
Para tratar este mal, el primer paso es atacar los síntomas. Las principales recomendaciones son establecer un período mínimo de 15 días de descanso real (sin contacto con el trabajo), mejorar la alimentación y dormir las horas necesarias. A menudo, esto va acompañado de fármacos, principalmente sedantes o antidepresivos en dosis bajas y vitaminas, para mejorar el sueño y el ánimo.
Cuando los síntomas ya han sido aliviados, se empieza a trabajar en el origen del problema. La idea es hacer modificaciones en la forma de vida de la persona, dándole orientaciones que le permitan reorganizar su actividad cotidiana de una forma más sana, a través de un desarrollo equilibrado de las diferentes esferas (laboral, recreacional, afectiva, etc).
Es importante considerar que éste es un cuadro netamente individual, por lo que debe diseñarse un tratamiento específico para cada persona.
Si el estrés no se trata, se puede desarrollar un conjunto de enfermedades psicosomáticas. Las más frecuentes son colón irritable, úlcera gastroduenal, asma bronquial, cardiopatía coronaria, artritis reumatoidea, migraña, alopecia total, alergias o alteraciones de la piel.