Helicobacter pylori: Amigo, enemigo o ambos?

Por Clinica Alemana feb. 23, 2003, 21:00

Es sin duda uno de los grandes descubrimientos de los últimos 20 años. Al punto, que algunos dicen que junto a las mejorías en las endoscopias, los estudios de imágenes y los transplantes, ha revolucionado el mundo de la gastroenterología. Aunque es la bacteria que más publicaciones registra en el mundo, todavía su existencia encierra grandes misterios que forman una nube de incertidumbre sobre muchos de sus aspectos más importantes.

 

En palabras simples, los especialistas no saben con exactitud si es benéfica para el organismo o si más bien causa males en el cuerpo. Sin embargo, aún así se las ha arreglado para estar presente, preste atención, en dos tercios de la población mundial. Su nombre, tan conocido como extraño, es Helicobacter pylori, una bacteria que habita en el 80% de los estómagos de los países en desarrollo, como es el caso de Chile.

 

La historia de este inesperado habitante estomacal, comienza, al menos para el conocimiento humano, en 1982 cuando dos médicos australianos, Robin Warren y Barry Marshall, descubrieron en el estómago una bacteria en forma de espiral, que posteriormente se nombró Helicobacter pylori. Después de estudiar de cerca sus efectos en el estómago, determinaron que la bacteria era la causa fundamental de la gastritis y de las úlceras pépticas.

 

En sus estudios, todos los pacientes que tenían úlceras duodenales y el 80% de los pacientes que tenían úlceras de estómago tenían la bacteria. El 20% de los pacientes que tenían úlceras de estómago pero no tenían la bacteria, eran los que habían tomado medicamentos antiinflamatorios no esteroides, como la aspirina y el ibuprofeno, que comúnmente causan úlceras de estómago.

 

Aunque los resultados parecían concluyentes, la teoría de Marshall y Warren fue discutida y disputada por algún tiempo. Sin embargo, en los 10 años siguientes se acumuló más evidencia que relacionaba la bacteria con las úlceras. Numerosos estudios organizados en todo el mundo confirmaban su presencia en la mayoría de las personas que tenían esta enfermedad. Los investigadores probaron que con el uso de antibióticos se eliminaba esta bacteria, las úlceras sanaban y se prevenía su reaparición en alrededor del 90% de los casos.

 

Para estudiar más a fondo estos resultados, los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (National Institutes of Health), establecieron un panel para revisar de cerca la relación entre el Helicobacter pylori y la enfermedad por úlcera péptica. En el Congreso para el Desarrollo del Consenso (Consensus Development Conference) realizado en febrero de 1994, el comité concluyó que la bacteria jugaba un papel importante en el desarrollo de las úlceras y que los antibióticos, junto con otros medicamentos, podían tratar con éxito la enfermedad por úlcera péptica.

 

Certezas y dudas

 

A juicio del doctor Felipe Finkelstein, gastroenterólogo de Clínica Alemana, 'estas investigaciones fueron relevantes en su momento, pero aún no está claro qué función cumple el Helicobacter pylori en el estómago. Los únicos estudios concluyentes son los que relacionan la bacteria con las úlceras duodenal y gástrica. Se sabe, por ejemplo, que el 50% de las úlceras que son tratadas, sin erradicar el Helicobacter pylori, sanan. Pero después de un año, en el 75% de los casos vuelve a aparecer. En cambio, si se elimina la bacteria, la enfermedad sólo se reactiva en el 2% de los pacientes. Sin embargo, aún falta mucho por estudiar para comprender mejor cuál es su incidencia en otras enfermedades y de qué manera actúa en el organismo'.

 

En efecto, aunque han pasado ya dos décadas desde su descubrimiento, es poco lo que se sabe de esta bacteria. Aún la ciencia no tiene claro cómo se transmite el Helicobacter pylori o por qué algunos pacientes se vuelven sintomáticos y otros no. Se cree que probablemente se contagia de persona en persona a través de rutas orales-fecales y por vía oral. 'También se piensa que su transmisión se realiza a través del agua, ya que se sospecha que este medio es el hábitat natural de la bacteria', explica el especialista de Clínica Alemana.

 

 

Como es de suponer, de lo contrario la mayoría del país se sentiría enfermo, su presencia en el organismo generalmente no provoca un cuadro infeccioso con fiebre, sino que la persona lleva una vida normal con o sin la bacteria. Es decir, no hay síntomas claros de la infección. No obstante, una vez que la persona se contagia con la bacteria, es muy posible que desarrolle gastritis, una inflamación del recubrimiento del estómago. De todas formas, la mayoría de los sujetos nunca presenta síntomas o problemas relacionados con la infección.

 

Se cree que la forma y las características del Helicobacter pylori son las que causan el daño que produce la formación de las úlceras. Debido a su forma y a cómo se mueven, las bacterias pueden penetrar el revestimiento mucoso protector del estómago donde producen la enzima ureasa, la cual genera sustancias que neutralizan los ácidos del estómago. Éstas debilitan la mucosidad protectora del órgano, pues hacen que las células del estómago sean más susceptibles a los efectos dañinos del ácido y la pepsina, y forman llagas o úlceras en el estómago o en el duodeno, que es la primera porción del intestino delgado.

 

Las bacterias también pueden adherirse a las células del estómago, debilitando más los mecanismos de defensa y produciendo una inflamación local. Por razones que no se comprenden completamente, el microorganismo también puede estimular al estómago para que produzca más ácido

 

Aunque algunos estudios han relacionado la presencia de esta bacteria con patologías como el cáncer gástrico y ciertos tipos de tumores, a juicio del doctor Finkelstein todavía no hay suficiente evidencia para afirmar esta tesis. 'Ese es justamente uno de los temas que está instalado en la discusión médica actual. Sucede que hoy en día se puede tratar efectivamente a un paciente con úlcera, erradicando la bacteria a través de un tratamiento con antibióticos. Para eso hay que considerar la edad del paciente, su estado de salud general, su historia médica y qué tan avanzada está la enfermedad', explica.

 

Y agrega que 'sin embargo, hay otros efectos que cuestionan la eliminación del Helicobacter pylori. Por ejemplo, el 27% de los pacientes que se someten a este tratamiento y erradican la bacteria, experimenta un aumento del reflujo gastroesofágico, que es un factor de riesgo para desarrollar un cáncer al esófago. Por lo tanto, no está claro que en todos y cada uno de los casos sea beneficioso exterminar a este microorganismo. Tampoco se ha comprobado fehacientemente la relación entre la bacteria y la dispepsia no ulcerosa'. Por lo tanto, decir que el tratamiento para erradicar al Helicobacter pylori, es finalmente una decisión que debe tomar el paciente en conjunto con su médico, no es una invención, sino una necesidad que debe considerar riesgos y beneficios.

 

Para determinar si una persona está infectada con Helicobacter pylori existen varios métodos de diagnóstico. Se pueden realizar pruebas serológicas, que midiendo específicamente los anticuerpos que se encuentran en el organismo, pueden determinar si una persona está infectada o no. La sensibilidad y especificidad de estos ensayos bordea entre el 80 y 95 por ciento. El examen de aliento también puede resultar útil para identificar la presencia de la bacteria. Sin embargo, 'el método de diagnóstico más eficaz y certero es el denominado Hepytest o Clotest. Durante la endoscopía se mide la capacidad de la bacteria para producir ureasas, que son las enzimas que fabrica el microorganismo para poder vivir en el ambiente ácido del estómago. Es una prueba muy rápida y tiene un 99% de efectividad', señala el gastroenterólogo.