El alcoholismo en adultos mayores genera severos problemas en su salud por lo que es necesario mantener un extra cuidado con quiénes presenten esta adicción
Los que están en condiciones de administrar su pensión, lo compran en cualquier botillería o supermercado. Quienes ya no pueden manejarse en forma independiente, requieren de terceros para conseguirlo y si no cuentan con ellos, se las ingenian para encontrar en alguna parte de la casa una botella escondida u olvidada.
El alcoholismo en la tercera edad es un fenómeno sobre el que se habla poco y se sabe aún menos. Es más, las estadísticas sobre este tipo de adicción en Chile sólo contemplan un rango de edad que va desde los 12 hasta los 64 años. Sin embargo, algunos adultos mayores también son víctimas de este flagelo, que en esta etapa de la vida puede llegar a tener efectos a nivel orgánico y psicológico mucho más graves que en una persona joven.
Es posible que esta dependencia etílica haya comenzado durante la juventud o madurez y que se mantenga hasta la senectud, sin embargo, esto es lo menos habitual, ya que cuando se trata de grados elevados de alcoholismo, es difícil sobrevivir hasta una edad avanzada. De acuerdo con el doctor Eric Blake, geriatra de Clínica Alemana, 'se estima que entre un tercio y la mitad de los adultos mayores alcohólicos empezaron con el problema sobre los 60 años'.
Habitualmente el problema es detectado por terceros o porque los afectados acuden al médico por dolencias o consecuencias que no atribuyen al alcohol, como problemas gastrointestinales, de equilibrio o memoria.
'Generalmente es algo escondido y negado, principalmente en las mujeres. Una parte importante de los afectados no reconoce su adicción, dicen que siempre han tomado lo mismo y afirman que consumen mucho menos de lo que realmente beben. Muchas veces son los hijos o cónyuges los que se preocupan y consultan, y son ellos los que más ayudan, aportando información valiosa sobre conductas o problemas del paciente', explica el especialista.
Cómo los delata el cuerpo
Por mucho que traten de ocultarlo, luego de un tiempo el cuerpo comienza a dar señales de la agresión que está recibiendo, las cuales son aún más evidentes en el adulto mayor. A las consecuencias que suele traer consigo el alcoholismo, se suman el deterioro físico y las enfermedades propias de la edad, las cuales se ven agudizadas por esta adicción.Las secuelas de este problema pueden observarse en diversas esferas. A nivel neurológico los efectos del alcohol son casi inmediatos. En este sentido, los adultos mayores son más sensibles porque la tolerancia a esta bebida va disminuyendo con la edad, por lo tanto, hay una mayor tendencia a perder funcionalidad.
Se pueden producir o agravar neuropatías, por ejemplo, en las extremidades inferiores, lo que genera calambres, sensación de quemaduras y debilidad muscular. Además, se presenta un mayor deterioro de la memoria y surgen dificultades para hablar, estados de confusión o depresiones. También hay problemas de equilibrio, lo que muchas veces se traduce en fracturas por caídas, las cuales pueden llegar a ser fatales para un anciano.
En la esfera gastrointestinal se generan o agudizan patologías como la gastritis aguda, la esofagitis, el reflujo y finalmente la cirrosis, enfermedad frecuente en los alcohólicos. También aparecen consecuencias a nivel cardiovascular, ya que el alcohol en grandes cantidades produce aumento de la presión, trastornos severos en los lípidos, miocardiopatía alcohólica y arritmia.
'En las personas mayores el consumo de alcohol, no suele ser tan invisible porque muchas veces dependen de terceros para comprarlo, o porque hay sustancias que a veces las usan y luego desaparecen, como alcohol para heridas, colonia o laca', afirma el doctor Blake.
Según el especialista, todos estos elementos sumados a otros factores como, un aspecto descuidado -y en situaciones extremas, desaseado- puede llevar a sospechar que la esposa, esposo, padres o los abuelos están abusando del alcohol.