En el último tiempo han surgido diversos tratamientos quirúrgicos para aquellas personas que, a pesar de su fuerza de voluntad, de las dietas y del ejercicio, no han logrado sacarse el gran peso que llevan encima, el cual suele ser tanto una carga física como psicológica porque impide realizar una serie de actividades de la vida diaria.
El bypass gástrico, después de múltiples modificaciones, es uno de los más antiguos representantes de la cirugía para la obesidad. Consiste en una técnica que reduce el tamaño del estómago, lo que obliga a la persona a comer menos y, además, disminuye la absorción de los alimentos.
De acuerdo con el doctor Fernando Maluenda, cirujano de abdomen y aparato digestivo de Clínica Alemana, con esta intervención, la persona debe bajar alrededor del 70 u 80% de su exceso de peso en alrededor de un año, periodo en
que alcanzaría la talla que tendrá por el resto de su vida.
Con más de treinta años de desarrollo, esta técnica quirúrgica ha ido perfeccionándose para disminuir sus riesgos y complicaciones.
Uno de los principales adelantos en este sentido ha sido la laparoscopía, un método que consiste en introducir una diminuta cámara para ver el interior de la cavidad abdominal, mientras por otras punciones de aproximadamente un centímetro se introduce los instrumentos para efectuar la cirugía.
De acuerdo con el especialista, el método laparoscópico ofrece todos los beneficios de la cirugía mínimamente invasiva, es decir, menos dolor, una recuperación mucho más rápida y cicatrices más pequeñas. Además, disminuye las tasas de infecciones de la herida y de hernia incisional, que suelen ser altas en este tipo de cirugías por vía abierta.
Los pro y contra de la cirugía
A pesar de las ventajas que ofrece el bypass gástrico por laparoscopía, es un procedimiento que sigue teniendo una serie de riesgos, por lo tanto, es fundamental que el candidato cumpla con una serie de requisitos que justifiquen su decisión.
'Primero que todo, hay que tener claro que el fin de esta intervención no es estético, no es una cirugía plástica, sino que una intervención cuyo objetivo es tratar al enfermo mórbido en su totalidad.
Es una operación de gran envergadura que tiene una serie de riesgos, muchos de ellos mortales, por lo tanto, cuando se toma esta decisión es porque es más peligroso seguir siendo obeso mórbido que someterse a este procedimiento', explica el doctor Maluenda.
Para ser candidato a una intervención como ésta es necesario tener entre 18 y 65 años de edad. Además, la persona debe realizarse numerosos exámenes clínicos y nutricionales que confirmen que es apta para la intervención.
También es necesario que pase una evaluación psicológica para determinar si será capaz de enfrentar un nuevo estilo de vida, ya que con este método es casi imposible engañar al estómago, porque si se ingieren comidas muy pesadas se produce un fenómeno denominado 'dumping', que consiste en fatiga, mareos y náuseas.
La vida después de la cirugía
Luego de la cirugía, el paciente debe comenzar una nueva etapa que durará aproximadamente un año, al cabo del cual podrá sentir los resultados y verlos en el espejo. El seguimiento al que será sometido luego de la cirugía involucra a un equipo multidisciplinario, compuesto por psiquiatras o psicólogos, nutriólogos, cirujanos, nutricionistas y otros especialistas según la patología de base del paciente.
Lo ideal es complementar esto con ejercicio físico. Se recomienda que después del mes el paciente comience a practicar hidrogimnasia y luego se dedique a fortalecer musculatura y aumentar su gasto calórico, lo que más adelante puede complementar con gimnasia aeróbica.
De acuerdo con los estudios realizados sobre esta cirugía, a largo plazo, es decir, después de diez años, es posible que se recupere un poco de peso, pero no es más de 10%. Según el doctor Maluenda 'es muy importante que el paciente tenga claro que el control nutricional y de dieta se debe mantener de por vida'.