Existen diferentes modelos de zapatillas con variados colores, materiales y formas, pero depende ddel uso que queramos darle a las zapatillas es necesario seleccionar la adecuada.
Los muros de las tiendan deportivas siempre están repletos de diferentes modelos de zapatillas, con las formas, colores y precios más variados.
Muchas veces tanta oferta puede marear al comprador, que sólo está buscando algo cómodo para ir al gimnasio o salir a trotar. Y es que en los últimos años la tecnología en materia deportiva ha sufrido un rápido desarrollo.
Para realizar deportes con una carga cíclica repetitiva -como el trote y la gimnasia aeróbica-, se han diseñado varios modelos de zapatillas, con el fin de satisfacer las necesidades de cada persona.
Hay que tener pies para las zapatillas
Lo primero que hay que saber al momento de elegir unas zapatillas es qué tipo de pie se tiene, lo que se puede determinar consultando a un traumatólogo para que realice un diagnóstico o acudiendo a tiendas deportivas que cuenten con equipos especiales para determinar el tipo de pisada y otras características del corredor.
Al caminar o correr todos realizamos un movimiento llamado pronación, que consiste en la rotación interna del pie en el momento del apoyo. Quienes realizan este giro de forma exagerada son denominados hiperpronadores y deben usar zapatillas
especializadas que les permitan controlar esta situación.
El doctor Federico Gili, traumatólogo de Clínica Alemana y corredor de maratones, explica que éste es el principal problema que presentan quienes
practican un deporte con una carga cíclica repetitiva: 'Todas las personas pronan, pero los con pie plano o articulaciones muy laxas, hiperpronan, lo que finalmente genera un cuadro doloroso, que les impide seguir realizando la actividad
física. Si el enfermo no hace caso al dolor y persiste en realizar la actividad deportiva en las mismas condiciones, lo más probable es que se produzcan complicaciones mayores, como una tendinitis severa e incluso una fractura por
estrés en la tibia', explica el doctor Gili.
De acuerdo con el especialista, en estos casos es fundamental elegir zapatillas estables, con un refuerzo en el lado interno y un contrafuerte firme, que permita controlar el movimiento.
También existe otro grupo de personas, mucho más pequeño, a las que les sucede exactamente lo contrario, es decir, tienen un pie que no prona nada, sin ningún grado de rotación interna.
Usualmente se trata de los individuos que tienen pie rígido, con un arco muy marcado, que no se aplana al pisar y que, por lo tanto, carece de la capacidad para disipar energía (no amortiguan), entonces todo el impacto de la pisada se transmite hacia arriba, lo que puede provocar problemas tendíneos y musculares.
Estos individuos deben elegir zapatillas con una mayor capacidad para absorber la carga cíclica y sujetar el pie. Los sistemas más utilizados para amortiguar el impacto son espumas expandidas de goma (EVA), aire y gel, entre otros.
Entre un 30 y 40% de la población tiene un pie eficiente o normal. Para ellos basta con una zapatilla con algún grado de amortiguación, estabilidad mínima y buena tracción, además deben ser livianas y ventiladas.
'Si se utilizan zapatillas con un nivel de estabilidad y amortiguación adecuadas según el caso, va a haber una buena disipación de energía, sin que se afecte las articulaciones del pie, la rodilla y las caderas. Así se podrá evitar el desarrollo de cualquier síndrome de sobreuso', explica el traumatólogo.
El especialista asegura que lo mejor para a hacer un análisis adecuado de las zapatillas que estén en el mercado, es pedir asesoría a un traumatólogo, entrenador o profesor de educación física con experiencia
en el tema. Esta información se puede complementar con revistas o publicaciones especializadas, como la Runners World.