Cuando existe aislamiento, irratibilidad, aislamiento social, etc, podemos estar hablando de una depresión de carácter menor conocida como Distimia.
Sentimientos de incompetencia, de culpa, pérdida generalizada de interés o de placer, aislamiento social, irritabilidad y descenso de la actividad o productividad, son algunos de los síntomas que tienen las personas con distimia.
La psiquiatra de Clínica Alemana, doctora Ilse Hermansen, explica que esta enfermedad 'se refiere a un estado depresivo de larga duración, pero que tiene una gravedad menor que la depresión mayor. Los sujetos con este trastorno describen su estado de ánimo como triste o de desánimo en forma crónica, es decir, que perdura a lo largo de varios años'.
Esta patología se produce con mayor frecuencia en personas con antecedentes familiares de depresión. También se relaciona con problemas de personalidad y con situaciones psicosociales complejas.
La especialista señala que la mayor dificultad de las personas con distimia es que sufren de una muy baja autoestima y se ven a sí mismas como poco interesantes o inútiles; se quejan de cansancio; todo representa un esfuerzo y no disfrutan de nada, convirtiéndose estas manifestaciones en parte de su vida cotidiana.
Los síntomas están presentes la mayor parte del tiempo, aunque tienen ciertos periodos cortos, de días o semanas, en los que se sienten bien. A pesar de esta situación adversa, cabe destacar que suelen ser capaces de enfrentar las exigencias de la vida cotidiana
¿A quiénes afecta más esta enfermedad?
La psiquiatra destaca que las mujeres son dos veces más propensas que los hombres a presentar este trastorno. En general la edad de inicio suele ser temprana, en muchas ocasiones antes de los 21 años, y existe una mayor prevalencia en los solteros.
En los niños se origina por igual en ambos sexos y puede provocar un deterioro del rendimiento escolar y de la interacción social. Clínicamente puede presentarse como irritabilidad, inestabilidad y baja autoestima.
Diagnóstico y tratamientos
Uno de los mayores problemas que presenta esta enfermedad es que es difícil de diagnosticar, ya que por lo general las personas consultan cuando la asocian a otras patologías, como por ejemplo, a un trastorno depresivo mayor. Y la mayor dificultad es que cuando los síntomas de este mal se intensifican dan lugar a una doble depresión (distimia más depresión mayor).
¿Cómo revertir esta situación?
La doctora Hermansen explica que la mayoría de los pacientes responden mejor a un tratamiento psicoterapéutico que combine la psicoterapia con la farmacoterapia. En este sentido, los nuevos antidepresivos tienen una influencia positiva por su buena tolerancia.
Cabe destacar que el pronóstico mejora bastante cuando se consulta a tiempo. Por este motivo, hay que estar atentos porque el afectado por lo general no es capaz de darse cuenta por sí mismo de su situación. Entonces, puede ser de gran ayuda el que un familiar cercano aconseje la visita a un especialista.