La crisis de pánico se ve principalmente en adultos y adolescentes, y aunque es raro que se presente antes de la pubertad.
La crisis de pánico se ve principalmente en adultos y adolescentes, y aunque es raro que se presente antes de la pubertad, es importante tenerla presente, ya que es una situación muy dolorosa.
La doctora Michele Barreau, psiquiatra de Clínica Alemana, explica que este trastorno 'se caracteriza por crisis de angustias repetidas e inesperadas, seguidas de temores y preocupaciones persistentes respecto a futuras crisis y a las consecuencias de las mismas'.
¿Cómo se expresa esta alteración?
Se describen los siguientes síntomas, que alcanzan su máxima expresión aproximadamente a los diez minutos de comenzada la crisis:
- Palpitaciones o taquicardia.
- Sudoración
- Temblores o sacudidas.
- Sensación de falta de aire, ahogo o de atragantamiento.
- Opresión o malestar torácico.
- Náuseas o molestias abdominales.
- Sensación de mareo.
- Inestabilidad o desmayo.
- Sensación de irrealidad o despersonalización, que es como estar separado de uno mismo.
- Miedo a perder el control o a volverse loco.
- Temor a morir.
- Parestesias.
- Escalofríos o sofocaciones.
Este trastorno se puede asociar a situaciones estresantes recientes o se puede desencadenar frente a hechos específicos que son tensionantes.
La especialista señala que el cuadro se puede presentar con o sin agorafobia, que es la angustia de una persona al sentirse sola, sin ayuda, en lugares concurridos o en situaciones en que no puede escapar fácilmente.
Generalmente, esta alteración afecta a niños que tienen una historia previa de ansiedad y puede estar asociada a síntomas depresivos.
Es importante diferenciarlo de otros cuadros ansiosos, como el trastorno por ansiedad, la fobia social o específica.
'El tratamiento debe ser conductual y aquí es importante que los padres aprendan cómo tranquilizar a sus hijos para que ellos puedan tolerar sus propias angustias. También se realiza educación al respecto, siendo muy importante el tratamiento farmacológico, que incluye ansiolíticos y antidepresivos', concluye la psiquiatra.