Desvanecerse debido a una emoción muy fuerte o al ver un hecho sangriento, es un evento que muchas personas han experimentado más de alguna vez en su vida, este suceso requiere ciertas medidas a la hora de atender al afectado.
Desvanecerse debido a una emoción muy fuerte o al ver un hecho sangriento, es un evento que muchas personas han experimentado más de alguna vez en su vida.
El desmayo, conocido médicamente como 'sincope', es una pérdida de conciencia breve, asociada a una falta de tono postural, que se produce debido a una disminución de la irrigación sanguínea del cerebro. Este episodio, que generalmente no dura más de un par de minutos, va seguido de una recuperación espontánea y completa.
El doctor Gonzalo Sanhueza, cardiólogo de Clínica Alemana, explica que es importante diferenciar el síncope del presincope o lipotimia, ya que en este último caso la persona tiene la sensación de que se va desmayar, pero no pierde la conciencia. 'Puede sentir debilidad o fatiga, e incluso una falta de tono muscular, pero continúa despierto', puntualiza.
Las causas más frecuentes de desmayos son de origen reflejo. Un ejemplo común es el síncope vasovagal, que se produce frente a un estímulo de estrés, como ver sangre o jeringas. Dentro de esta categoría también está el síncope situacional, el cual es consecuencia de una situación concreta, como toser, defecar u orinar.
Asimismo, hay personas que se desmayan debido a una hipersensibilidad del seno carotídeo, es decir, cuando por alguna razón se comprime la carótida, que es una arteria ubicada en el cuello. Ejemplos clásicos son apretarse mucho el nudo de la corbata o presionar al rasurarse.
Lo que ocurre en todos estos casos es que se produce una reacción refleja que hace bajar la presión arterial, producto de una vasodilatación y disminución de la frecuencia cardiaca.
El cardiólogo sostiene que la tendencia a sufrir desmayos también se ha asociado a la hiperlaxitud ligamentosa. 'Las personas que tienen una mayor flexibilidad de las articulaciones suelen desmayarse con más frecuencia debido a un problema de vasocronstricción del territorio venoso, lo que se traduce en un deficiente retorno de la sangre hasta el corazón y la consiguiente caída de la presión arterial', sostiene.
Además de las causas reflejas, hay otras razones que pueden generar un síncope, como arritmias cardiacas, hemorragias, diarreas, consumo de drogas hipotensoras o antianginosas y una falla del sistema autonómico, como es el caso de la enfermedad de Parkinson y la neuropatía diabética.
¿Cómo actuar frente a un síncope?
Cuando alguien sufre un desmayo, lo primero que se debe hacer es evaluar si está respirando y tiene pulso, para descartar la posibilidad de un paro cardiorrespiratorio.
Si estos signos vitales son estables, puede tratarse de un síncope y en este caso hay que levantar las piernas del afectado casi en 90 grados, para aumentar el retorno venoso de la sangre al corazón y subir así la presión arterial.
Nunca hay que tratar de sentar al desmayado en forma rápida. Sólo debe levantarse cuando esté totalmente recuperado, es decir, consciente y con buen aspecto general.
Si bien la mayoría de las veces este episodio desaparece espontánemante y no hay mayores complicaciones, hay casos específicos en los que es recomendable solicitar asistencia médica, como cuando se trata de personas mayores o con antecedentes de enfermedad cardiaca o de muerte súbita en la familia. También en caso de que haya sufrido un traumatismo importante, si el desmayo fue precedido de dolor torácico o palpitaciones o si se produjo mientras se realizaba algún ejercicio o en posición horizontal.