Tal como Terry Schiavo, a quien una dieta radical le habría producido un trastorno de su metabolismo que derivó en un paro cardiaco que la dejó en un estado vegetativo, muchas mujeres llevan una alimentación drástica que puede desencadenar graves consecuencias en su organismo.
La nutrióloga de Clínica Alemana, doctora Carolina González, explica que existen distintos tipos de regímenes de adelgazamiento estricto, los que producen dificultades de salud agudos y a largo plazo. El mayor problema, es que la mayoría de las personas no sabe que puede tener en su organismo factores de riesgo frente a las dietas, y las extreman por varios meses.
Un ejemplo de ello es la denominada 'very low calorie diet', es decir, dieta muy baja en calorías. 'Este tipo de alimentación no debe ser usada en forma ambulatoria ya que produce trastornos hidroelectrolíticos, de sodio y potasio, que pueden derivar en problemas al corazón, arritmias e, incluso, muerte súbita', explica.
También se generan dificultades cuando alguno de los componentes de la dieta se extrema, por ejemplo, si sólo se consumen grasas. Este régimen genera un desbalance nutricional y, si la persona no sabe que tiene triglicéridos y colesterol alto, puede tener un riesgo cardiovascular mayor, que puede derivar en arteriosclerosis o infarto.
Las dietas cetogénicas son hiperproteicas, es decir, quienes la llevan a cabo sólo comen proteínas como carne, pollo, yogurt, leche o huevo. El problema es que si un sujeto es susceptible a esta forma de alimentación, se produce una elevación de cuerpos cetónicos en su sangre lo que hace disminuir su apetito, pero a la vez le produce dolor de cabeza y, por supuesto, un desorden metabólico. Además, puede elevar el acido úrico y favorecer una crisis de gota.
'En general son las mujeres las que tienen más complicaciones producto de las dietas, dado el concepto general que existe de la imagen femenina. Sin embargo, ha aumentado la cantidad de hombres con trastornos de alimentación', destaca.
Atención con los fármacos
El doctor Arnold Hoppe, jefe del Servicio de Neurología de Clínica Alemana, explica que especial atención se debe tener con los medicamentos utilizados para inhibir el apetito. 'Particularmente con el fármaco fenilpropanolamina, que se utiliza frecuentemente en los preparados magistrales junto con la hormona tiroidea, fluoxetina y sedantes, entre otros. El mayor problema de la fenilpropanolamina es que puede provocar ataques cerebrales, tanto infartos como hemorragias'.
Dado que la idiosincracia individual de cada persona es la que la hace susceptible o no a este medicamento, no se puede predecir a quiénes afectará su consumo. Incluso, no hay una dosis establecida o un tiempo a partir del cual su ingesta pase a ser segura.
Se sabe que las que más toman este fármaco son mujeres jóvenes. 'Durante el embarazo muchas de ellas aumentan de peso y después quieren bajarlo rápidamente sin hacer ejercicio. ¿Y cómo lo logran?, comiendo menos y por esto, erróneamente, recurren a medicamentos para frenar su apetito', señala el especialista.
Prevención
La doctora Carolina González señala que siempre es recomendable que cuando una adolescente quiera bajar de peso pida ayuda a un especialista, ya que generalmente los trastornos de alimentación como anorexia y bulimia parten inocentemente
con una dieta no controlada.
Además, es necesario que las personas obesas acudan siempre a un médico para tratar su enfermedad. Lo mismo deben hacer las mujeres embarazadas, ya que están en una condición fisiológica
de riesgo.
'La mayoría de las personas hace dietas porque quiere bajar de peso, pero habitualmente no lo logran y someten a su organismo a un riesgo de salud agudo que puede aumentar con el paso del tiempo. Y si consiguen bajar algunos kilos no los mantienen a largo plazo, y luego vuelven a recuperarlos ya que no generan hábitos alimenticios', concluye la nutrióloga.