Hace tiempo que los implantes mamarios dejaron de ser un recurso exclusivo de las figuras televisivas y comenzaron a hacerse cada vez más populares entre mujeres que buscan acabar con un complejo o simplemente lucir más atractivas.
Esto transformó al aumento de busto en una de las cirugías plásticas más comunes realizadas por razones cosméticas en los Estados Unidos, con 268.888 procedimientos sólo en 2002, de acuerdo a una publicación de enero de 2004 de la revista JAMA.
Lamentablemente, junto con el incremento de las intervenciones también se produjeron más denuncias por complicaciones postoperatorias. El doctor Juan Carlos Sosa, cirujano plástico de Clínica Alemana, explica que a principios de los 90 los implantes de silicona estuvieron en el ojo del huracán, especialmente en Estados Unidos, donde incluso se prohibieron porque decían que podían producir una serie de consecuencias negativas para la salud.
'Esto impulsó varios estudios que comprobaron que muchas de las denuncias no tenían base científica y que otras se debían a un mal manejo médico o a problemas en la elaboración de los implantes. Sin embargo, actualmente muchas de estas consecuencias negativas son más bien mitos, ya que el desarrollo de la técnica quirúrgica y la aparición de nuevos materiales han permitido disminuir radicalmente estos riesgos', explica.
¿Qué probabilidades hay de que un implante se rompa?
A diferencia de los que piensa mucha gente, los implantes utilizados actualmente no se dañan por manipulaciones externas bruscas, como un golpe, o por cambios de presión barométrica, como los que ocurren en los aviones.
El implante es una cápsula de varias capas relleno con gel de silicona, técnica que se ha ido desarrollando hasta lograr moléculas con una capacidad cohesiva tal que impide que esta sustancia migre de la prótesis. Entonces, aunque se rompa, el riesgo de que la silicona fluya es muy bajo. Además, la cohesividad permite mantener una mejor forma de la mama.
¿Cuál es hoy la complicación más frecuente en estas cirugías?
Lo más común es la contractura capsular, que puede producirse por un rechazo del cuerpo al implante o porque éste ha fallado, ya que si tiene filtraciones, el gel de silicona estimula al organismo a producir una reacción fibrosa alrededor. A veces la situación pasa inadvertida, sin embargo, cuando es muy sintomática es necesario reoperar a la paciente.
En este sentido, las prótesis más peligrosas son las lisas, que tienen un riesgo de 30 a 50%, a diferencia de las rugosas donde éste es de alrededor del 7%. Sin embargo, actualmente existen implantes forrados con poliuretano que, aunque son un poco más costosos, presentan un índice de encapsulamiento mínimo, menor al 1%.
¿Qué otras complicaciones hay?
Hay que tener especial cuidado con los detalles técnicos intraoperatorios, como dejar el implante mal ubicado, ya que en estos casos se nota y es necesario volver a operar. Para que quede puesto correctamente debe realizarse una muy buena demarcación antes de llevar a la paciente a la mesa operatoria.
También hay otras complicaciones, como la infección, el seroma o el hematoma, pero son muy raras.
¿Es verdad que los implantes pueden desarrollar algunas enfermedades, como cáncer mamario?
No se ha visto un aumento de esta enfermedad en mujeres implantadas, al contrario, hay estudios que hablan incluso de una disminución del riesgo de cáncer.
Hace años, también se dijo que lo implantes podían provocar enfermedades autoinmunes, como lupus eritematoso, pero eso quedó absolutamente descartado.
Cuando la operación está bien efectuada técnicamente y la prótesis tiene la forma y tamaño adecuados, los implantes deberían pasar desapercibidos para la vista y el tacto. Si el procedimiento está bien hecho, hay veces que ni siquiera un cirujano plástico puede ver la diferencia. Además, las cicatrices generalmente quedan bien ocultas bajo las mamas, alrededor de la areola o en las axilas, dependiendo de la técnica utilizada para poner el implante.
¿Estas prótesis afectan de alguna manera la lactancia materna?
Ese es otro mito. Nunca se ha comprobado que los implantes dañen o alteren la lactancia, por lo tanto, en ese sentido no existe ningún riesgo.