El embarazo es un proceso continuo de cambios y un estado en donde la madre y el feto están expuestos a diversas afecciones propias de la gestación. Pese a que no se puede generalizar, existen patologías que se presentan entre el 60 y 70% de las embarazadas, las cuales si bien traen molestias a la madre pueden controlarse sin problemas. Una de ellas es la pirosis, síntoma que se traduce en una sensación de ardor que comienza en la boca del estómago y sube por el esófago hacia la tráquea, acompañado generalmente del reflujo de la comida con un sabor ácido desagradable.
El embarazo es un proceso continuo de cambios y un estado en donde la madre y el feto están expuestos a diversas afecciones propias de la gestación. Pese a que no se puede generalizar, existen patologías que se presentan entre el 60 y 70% de las embarazadas, las cuales si bien traen molestias a la madre pueden controlarse sin problemas.
Una de ellas es la pirosis, síntoma que se traduce en una sensación de ardor que comienza en la boca del estómago y sube por el esófago hacia la tráquea, acompañado generalmente del reflujo de la comida con un sabor ácido desagradable.
El doctor Eduardo Ríos, gastronterólogo de Clínica Alemana, señala que esta molestia 'es un hecho normal que se produce cuando el jugo ácido del estómago (jugo gástrico) refluye hacia el esófago, generando dolor que es producto de la acción del ácido en la mucosa del esófago. No se trata de la típica acidez que se siente en la boca del estómago, ya que la pirosis requiere que la acidez suba'.
Existen diferentes factores que favorecen su aparición, entre los cuales se encuentra la disminución de la presión del esfínter esofágico inferior. Éste separa al estómago del esófago, ayudando que el flujo del ácido sea más fácil. Según estudios de Clínica Alemana, existen familias que heredan este esfínter esofágico inferior más débil e incompetente que otras personas.
La pirosis también se manifiesta cuando hay dificultad en el vaciamiento gástrico, es decir, cuando el proceso del alimento hacia al estómago se realiza en más tiempo de lo acostumbrado. Por último, otro causante de este síntoma es la hernia hiatal, que es un segmento del estómago que pasa hacia el tórax, lo que genera que el esfínter esofágico inferior se instale en él.
'En el caso de las embarazadas, se produce un aumento de la presión intraabdominal, lo que facilita el reflujo, debido al crecimiento del útero y a un cierto grado de relajación. Esta presión se manifiesta en cualquier periodo, pero con mayor frecuencia en el primer trimestre de gestación, aunque hay pacientes que se ven afectadas durante todo el embarazo debido a la presión que ejerce el útero sobre el estómago', señala el doctor Ríos.
Una complicación menos
Al momento de someter a tratamiento a una embarazada, los especialistas coinciden en darle la menor cantidad de medicamentos posibles, esto para evitar complicaciones en el crecimiento del feto. Para tratar la pirosis, el doctor Ríos señala que entre los antiácidos absorbibles más inocuos se encuentran el omeprazol, esomeprazol y lansoprazol. Según estudios, estos remedios no producen problemas en el feto y bloquean la producción de ácido, a diferencia de los antiácidos comunes que sólo actúan en el ácido ya formado.
Estos medicamentos pueden usarse a partir de los dos a tres meses de embarazo. Aunque existe una minoría de pacientes en los que la pirosis desaparece por siempre, hay casos en que este síntoma se manifiesta durante toda la vida debido a una situación anatómica que tiene que ser corregida.
Si se trata a tiempo, la presencia de esta afección puede pasar casi desapercibida. Sin embargo, si se olvida existe la posibilidad de que el esófago se inflame por efecto del ácido, generando esofagitis. Otra consecuencia que afecta a este órgano del sistema digestivo, es el esófago de Barret, que es un esófago con características histológicas especiales que colabora con la producción de ácido. En este caso se realiza un control endoscópico y, si es pertinente, un tratamiento quirúrgico.