Cuando los niños están bajo presión es probable que presenten una condición conocida como bruxismo, lo que les provoca un gasto en su dentadura.
Esta acción es conocida como bruxismo y consiste en el acto de apretar y rechinar los dientes, lo que puede realizarse durante el día, cuando se hace de manera silenciosa e inconsciente o voluntaria, o en la noche, cuando es involuntario, más fuerte y con sonido. Entre las causas que lo producen están, además de los trastornos emocionales, algunas deficiencias nutricionales, desajuste entre los dientes al cerrar la boca, malformaciones máxilofaciales y una incorrecta postura al dormir.
Sus consecuencias más directas van desde el dolor de cabeza y mandibular (principalmente en las mañanas) que puede llevar a la restricción de la apertura bucal, hasta el desgaste (atrición) de las piezas dentales.
Otros síntomas que se deben considerar son dolor de espalda y cuello, sensibilidad de los dientes ante el frío y el calor, heridas y dolor no localizado en las encías, y fracturas en las piezas dentales.
Apuntar a reducir el estrés
La mayor dificultad del bruxismo infantil es su diagnóstico, ya que sólo se dan cuenta de que está ocurriendo cuando los daños en la cavidad bucal son evidentes. En los niños se hace más difícil aún porque no ponen atención ni describen con detalle los síntomas y dolores que puedan sentir. Además, los padres no piensan que sus hijos puedan tener esta enfermedad que es tan común en adultos.
Por esto es de vital importancia que los niños se realicen controles odontológicos habitualmente y a partir de los dos años. El
La utilización de aparatos interoclusales de acrílico -o planos de relajación que se utilizan al dormir-, presenta resultados positivos en la corrección de esta anomalía y en la protección de las piezas dentarias al evitar la fricción entre los dientes de arriba y de abajo. Pero, en niños, sólo se recomienda su uso cuando el bruxismo puede entorpecer el desarrollo natural de la dentadura.
Asimismo, estos instrumentos sólo son paliativos y -principalmente en los niños- lo ideal es atacar la raíz del problema. 'Por eso, el tratamiento de elección para el bruxismo infantil debe comenzar por informar a los padres y al niño, y continuar con técnicas de relajación para eliminar tics, manías o nerviosismo. Además, de no ser tratada la parte sicológica en la infancia o adolescencia, el bruxismo puede seguir presentándose en la adultez', asegura la doctora Sancho.
Bruxismo nocturno
Este trastorno está clasificado como parasomnia junto a las pesadillas y desórdenes del sueño. El diagnóstico y tratamiento del bruxismo nocturno requiere un manejo multidisciplinario, siendo la psicoterapia la de mayor importancia, por su estrecha relación con el aumento de los niveles de estrés.