Existen condiciones individuales que hacen más probable tragar un elemento extraño. Un grupo importante son los niños, que en su proceso de aprendizaje llevan cualquier objeto a su boca.
Agujas, clavos, monedas y más. Muchos son los objetos que, por ingesta voluntaria o involuntaria, se pueden alojar en el tubo digestivo, lo que constituye una consulta frecuente en las urgencias hospitalarias.
Existen condiciones individuales que hacen más probable tragar un elemento extraño. Un grupo importante son los niños, que en su proceso de aprendizaje llevan cualquier objeto a su boca.
A ellos se suman personas con oficios como el de modista, carpintero o sastre que tienen el hábito de poner en su boca diversos elementos como agujas, clavos o alfileres.
Asimismo, pacientes desdentados que no pueden masticar de manera correcta, pueden deglutir trozos de carne demasiado grandes los que se pueden atascar en el esófago.
Cuando por causa de esta ingesta existe un compromiso de la vía aérea, se está ante una urgencia de riesgo vital, en la que es necesario realizar maniobras destinadas a que el objeto salga del cuerpo y deje de impedir la respiración.
En cambio, cuando el cuerpo extraño se localiza en alguna parte del tubo digestivo, los síntomas que puede originar son dificultad para tragar y un intenso dolor, dado que estos objetos, ya sean orgánicos -como espinas, huesos, carozos, semillas o fibras vegetales- o inorgánicos -como piezas metálicas, de vidrio, de plástico o de goma- pueden generar ulceraciones.
¿Cómo extraerlos?
El doctor Claudio Navarrete, jefe del Departamento de Cirugía Mínimamente Invasiva de Clínica Alemana, explica que la mayor parte de los objetos deglutidos (entre el 80 y el 90%) transita por el tubo digestivo sin producir daño, por lo que sólo necesitan ser observados hasta su evacuación.
Sin embargo, entre el 10 y 20% restante requiere de una solución endoscópica y, aproximadamente un 1%, de cirugía.
Cada caso de consulta debe ser analizado. 'Por ejemplo, si llega un adulto que se tragó una moneda que ya está en el estómago, generalmente no es necesario extraerla por medio de una endoscopía. En cambio, si se trata de un niño que tiene este mismo elemento atascado en el esófago se debe hacer el procedimiento', explica el especialista.
En la mayoría de las ocasiones, se pide una radiografía para ver cómo es el objeto y dónde está.
Luego, si la presencia del cuerpo extraño no hace surgir trastornos graves, como la perforación de algún órgano, penetración en un vaso o necrotia, se realiza la endoscopia con el fin de extraer el elemento. Esto se efectúa de manera ambulatoria y sin necesidad de anestesia general.
Existen diversas técnicas para practicar este procedimiento, una de ellas es el uso de un sobretubo (parecido a una manguera) que se acopla al endoscopio y con el que se evita que elementos corto punzantes -como hojas de afeitar- hagan contacto con el organismo.
En gran parte de las ocasiones el procedimiento endoscópico es exitoso y se logra extraer el objeto. Sin embargo, hay pacientes que requieren de una cirugía.
El doctor Navarrete explica que las intervenciones quirúrgicas son necesarias cuando el daño que causa el objeto provoca ulceraciones mayores o infecciones. También se lleva a pabellón a aquellos pacientes a los cuales se les hizo una endoscopía, pero ésta fracasó o produjo una lesión más severa al tratar de extraer el cuerpo extraño.
Esto último ocurre porque siempre hay probabilidades de que con el procedimiento se produzca un daño. Sin embargo, el especialista advierte que es un riesgo que hay que tomar y que, en la mayoría de los procedimientos endoscópicos se logra el objetivo de extracción.
- No dejar al alcance de los niños elementos pequeños que se puedan llevar a la boca.
- Masticar todos los alimentos de forma correcta, ya que esto evita que trozos muy grandes de comida se queden atascados en el esófago.
- Evitar poner elementos en la boca para sostenerlos o afirmarlos, ya que es muy fácil que estos sean tragados.