Consejos para utilizar correctamente los lentes de contacto y evitar sus posibles complicaciones que se presentan al no tener los cuidados necesarios.
El ojo necesita cuidados básicos de limpieza, sobre todo cuando está en relación con un cuerpo extraño, como los lentes de contacto. Por eso, es indispensable que éstos sean manipulados con responsabilidad y una buena higiene para evitar irritaciones e infecciones oculares.
La parte del ojo más afectada por su uso es la córnea -esa superficie transparente de forma convexa que cubre la parte anterior del ojo-. En ella pueden darse posibles cambios en su fisiología, con compromiso de todas sus capas y, en ocasiones, observarse lesiones corneales superficiales (que pueden ser indoloras) o erosiones que van acompañadas de dolor y fotofobia (intolerancia a la luz).
También pueden aparecer úlceras en la periferia de esta membrana, caracterizadas por lesiones pequeñas y circulares que corresponden a una reacción inflamatoria aguda del epitelio corneal, que es tejido que cubre la córnea. Este último puede ser causado por una reacción inmunológica a toxinas bacterianas que colonizan los lentes de contacto. Su aparición se asocia fundamentalmente con los de uso prolongado (de día y noche).
'Aunque una infección corneal es una complicación poco frecuente de los lentes de contacto, es una emergencia médica que, si no es tratada a tiempo, puede provocar severos daños a la visión', asegura la doctora Graciela Blanco, oftalmóloga de Clínica Alemana.
El aumento del riesgo de desarrollar infecciones corneales, se debe a que los mecanismos protectores del ojo se afectan adversamente con el uso de los lentes de contacto, porque durante el día las lágrimas mantienen la córnea lisa y transparente y transportan el oxígeno suficiente para mantenerla sana. Pero, en la noche se producen menos lágrimas, disminuyendo así su flujo y el oxígeno que llega a la córnea. Entonces, con el uso de un lente -que actúa como barrera- durante la noche, se reduce aún más la cantidad de oxígeno disponible. Asimismo, su utilización a largo plazo disminuye la sensibilidad corneal, el parpadeo y el lagrimeo reflejo, disminuyendo todavía más su protección.
También hay ciertas características ambientales que empeoran las condiciones del uso de los lentes, como el aire acondicionado, lugares muy contaminados, con mucho polvo en suspensión, humo de cigarro, polen y químicos. En tanto, el embarazo, el consumo de anticonceptivos y antihistamínicos resecan el ojo, haciéndolo más susceptible a las infecciones.
Al estar mal adaptados al globo ocular o presentar grietas, los lentes pueden producir rupturas en el epitelio, lo que permite el acceso directo de bacterias a las capas más profundas.
Pero, con la reciente introducción del lente de contacto de hidrogel de silicona, casi tres veces más permeable al oxígeno y especialmente usado para dormir con ellos sin producir riesgo de hipoxia, ha disminuido significativamente el peligro de infecciones.
Más que un ojo rojo
Los signos que alertan sobre una posible infección por el uso de lentes de contacto se sienten de manera precoz porque la córnea es la parte más sensible de todo el cuerpo. Pueden ser enrojecimiento ocular inusual, dolor, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo o secreciones excesivas, visión borrosa repentina, inflamación ocular y fotofobia.
Ante esto, se debe remover inmediatamente el lente y si los síntomas persisten por más de 24 horas, hay que consultar urgentemente a un especialista para evitar serias complicaciones.
Queratitis infecciosa
Esta infección o inflamación de la córnea muchas veces es producida por una bacteria, aunque también se da por hongos o parásitos. La infección bacteriana se asocia al uso prolongado del lente de contacto, la falta de higiene de éste y por soluciones de limpieza contaminadas.
- Si no es tratada a tiempo, ¿puede ser irreversible y llevar a la ceguera?
Puede evolucionar rápidamente, dependiendo de la agresividad del agente causal y producir un adelgazamiento y perforación de la córnea con diseminación
de la infección al interior del ojo (endoftalmitis).
Si deja cicatrices puede llevar a una pérdida visual permanente o terminar en un trasplante corneal. Sin embargo, afortunadamente, con el tratamiento antibiótico oportuno, la mayoría de las infecciones corneales se cura, dejando pocas secuelas.
Correcta higiene de los lentes de contacto
Tanto los lentes para corregir un defecto visual como los cosméticos, son material médico y deben ser prescritos y adaptados por un profesional calificado, ya que cada ojo tiene una medida de curvatura y tamaño diferente. Luego, hay que seguir las siguientes recomendaciones:
- Antes de manipularlos, lavarse las manos con agua y jabón y secarlas bien. Nunca utilizar agua de la llave o saliva. Y mantenerlos siempre limpios.
- Seguir las recomendaciones de lavado que traen las soluciones oftálmicas.
- No usarlos por más tiempo del recomendado.
- Nunca intercambiarlos.
- Llevar lubricantes oculares cuando sea probable que los ojos se irriten y sequen.
- Estar atento a los cambios físicos que puedan haber en los ojos y, ante cualquier irritación, retirarlos inmediatamente y consultar al especialista si la molestia persiste.
Todos los ojos se alteran, en cierta medida, por el uso de lentes de contacto, comprometiendo párpados, conjuntiva y las capas de la córnea. Estos cambios van desde hallazgos incidentales, sin significado funcional aparente, a patologías
que amenazan la visión. Afortunadamente, la gran mayoría de los usuarios se beneficia con la comodidad y excelente visión sin experimentar complicaciones significativas', concluye la doctora Graciela Blanco.