Luego de volver de vacaciones, es necesario mantener cuidados en la piel para evitar problemas.
Luego de las vacaciones, por el sol, el cloro de la piscina, la arena y el agua salada, la piel ya no está en las mismas condiciones como partió en enero. Por este motivo, hay que tener presente los daños que puede padecer y qué medidas se pueden tomar para recuperarla.
Las personas más perjudicadas con los efectos del verano, y por lo tanto, las que deben tener mayores cuidados, son las de pieles tipo I y tipo II, las cuales corresponden a pigmentaciones blancas, que se queman siempre y no se broncean nunca y en el caso que lo hagan es mínimamente, también las pelirrojas y las que poseen múltiples lunares.
La doctora Francisca Sánchez, dermatóloga de Clínica Alemana, manifiesta que las situaciones que durante el verano ocasionan mayor daño en la piel son principalmente la radiación ultravioleta presente en la luz solar, la sequedad del ambiente y el agua de las piscinas, que provoca su deshidratación.
Además, entre otras consecuencias, las vacaciones y la exposición al sol acentúan aún más algunas enfermedades. Unas de ellas son las melasma, las hiperpigmentaciones post inflamatorias, los lentigos, las fitofotodermatitis, la pitiriasis versicolor y alba, la rosácea, el lupus cutáneo y el herpes simple, entre muchas otras más.
Por otro lado, la pitiriasis alba es una condición propia de los niños alérgicos o atópicos y se expresa especialmente en primavera y verano debido a que estos pacientes son en extremo sensibles a la acción de la radiación
ultravioleta. Se presentan placas redondas de piel seca de aspecto blanquecino o rosado en las caras externas de los brazos y en las mejillas. 'Es importante que estos pacientes sepan que pueden evitar la aparición de estas placas con el uso
de cremas fotoprotectoras durante el día y de cremas humectantes después del baño o piscina', sostiene la especialista.
A modo de precaución, la doctora señala que es fundamental la fotoprotección para evitar que se presenten o que se exacerben estas alteraciones. Sin embargo, en el caso de la pitiriasis versicolor (infección que se caracteriza por el desarrollo de manchas color café, rosado o blanco, levemente descamativas, en tronco y brazos) es necesario tratar la infección.
Por otro lado, la pitiriasis alba es una condición propia de los niños alérgicos o atópicos y se expresa especialmente en primavera y verano debido a que estos pacientes son en extremo sensibles a la acción de la radiación
ultravioleta. Se presentan placas redondas de piel seca de aspecto blanquecino o rosado en las caras externas de los brazos y en las mejillas. 'Es importante que estos pacientes sepan que pueden evitar la aparición de estas placas con el uso
de cremas fotoprotectoras durante el día y de cremas humectantes después del baño o piscina', sostiene la especialista.
Asimismo, los lentigos son manchas en la piel producto del sol, se localizan en la cara, la cabeza
y el cuello, pero en algunos casos en el dorso de las manos. Al inicio se observa una mancha marrón de distintas tonalidades y de bordes mal delimitados. 'Estos se pueden remover mediante alguna técnica quirúrgica como la criocirugía.
De todos modos, lo recomendable, señala la especialista, es consultar al dermatólogo sobre todo si se observa que un lunar o mancha de la piel modifica su forma, tamaño, coloración y bordes'.
Otra de las típicas dolencias veraniegas es la aparición de hongos en los pies, producto básicamente de la humedad de esta zona y el uso de zapatillas o zapatos plásticos. Este tipo de afecciones se pueden tratar con antimicóticos
orales o en cremas, pero además se debe controlar el sudor con talcos apropiados. Igualmente pueden aparecer en otras partes del cuerpo como la zona inguinal y en las uñas.