Jóvenes, mayores, ‘partners’, exigentes o ausentes. Actualmente, no hay un sólo prototipo de papá, aunque hay ciertas características comunes. Para el doctor Alejandro Koppmann, jefe de la Unidad de Psiquiatría de Clínica Alemana, la relación entre padres e hijos ha evolucionado, y, en general, son mucho más amigos, más 'partner', hablan de todos los temas y realizan más tareas en la casa, entre otras cosas. Esto se debe al avance de la mujer en todos los campos, los mayores niveles de educación y la gran cantidad de hogares uniparentales o padres separados, por lo que la distinción tradicional de roles ha quedado atrás y es más frecuente verlos llevar a los niños al pediatra, cocinando, ordenando la casa y haciendo la compra en el supermercado.
El especialista explica que los cambios más drásticos son que hoy los padres tienen mayor cercanía e interés genuino hacia sus hijos, son capaces de ponerse en el lugar del otro y son más flexibles y generosos en darles las oportunidades que ellos no han tenido, lo que en ocasiones provoca el problema de no ser capaces de fijar un límite en una época de mayor abundancia.
A la vez, también se ha visto que son más permisivos. “Los hijos sienten que sus padres han quedado atrás y que ellos pueden tomar sus propias decisiones. Ellos se han hecho más fuertes y conscientes de sus derechos y, en algunos casos específicos, se ha llegado a extremos”, enfatiza.
Otra tendencia es ver papás mayores, incluso de más de 50 años. “Quizás una de las cosas más difíciles es estar disponible hasta que los hijos sean independientes –cerca de los 24 años-, lo cual puede transformarse en una carga. Una ventaja es que si se ha tenido hijos antes, la experiencia vivida ayuda a no 'engancharse' en angustias de primerizos. Sólo hay que tratar de evitar que los niños sientan que no se conectan bien con sus intereses por la mayor brecha generacional, por lo que es importante enfocarse en las cosas que sí comparten.
Para concluir, enfatiza que los hijos buscan lo mismo de siempre: afecto, seguridad, compañía y guía para la vida, sobre todo en los primeros años. Luego de esa primera etapa, ellos quieren mayores niveles de independencia, apoyo financiero y comprensión acerca de decisiones y necesidades. “Estar disponible y ser incondicional no significa estar siempre de acuerdo con ellos, sino que transmitir que en caso de discrepancias, no se los va a abandonar”, sostiene.
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El especialista explica que los cambios más drásticos son que hoy los padres tienen mayor cercanía e interés genuino hacia sus hijos, son capaces de ponerse en el lugar del otro y son más flexibles y generosos en darles las oportunidades que ellos no han tenido, lo que en ocasiones provoca el problema de no ser capaces de fijar un límite en una época de mayor abundancia.
A la vez, también se ha visto que son más permisivos. “Los hijos sienten que sus padres han quedado atrás y que ellos pueden tomar sus propias decisiones. Ellos se han hecho más fuertes y conscientes de sus derechos y, en algunos casos específicos, se ha llegado a extremos”, enfatiza.
Otra tendencia es ver papás mayores, incluso de más de 50 años. “Quizás una de las cosas más difíciles es estar disponible hasta que los hijos sean independientes –cerca de los 24 años-, lo cual puede transformarse en una carga. Una ventaja es que si se ha tenido hijos antes, la experiencia vivida ayuda a no 'engancharse' en angustias de primerizos. Sólo hay que tratar de evitar que los niños sientan que no se conectan bien con sus intereses por la mayor brecha generacional, por lo que es importante enfocarse en las cosas que sí comparten.
Para concluir, enfatiza que los hijos buscan lo mismo de siempre: afecto, seguridad, compañía y guía para la vida, sobre todo en los primeros años. Luego de esa primera etapa, ellos quieren mayores niveles de independencia, apoyo financiero y comprensión acerca de decisiones y necesidades. “Estar disponible y ser incondicional no significa estar siempre de acuerdo con ellos, sino que transmitir que en caso de discrepancias, no se los va a abandonar”, sostiene.
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