La nutricionista de Clínica Alemana Rinat Ratner explica que entre las propiedades del té destaca su poder antioxidante, lo que retarda los procesos de envejecimiento y la progresión de enfermedades degenerativas como la aterosclerosis.Tambiénprotege contra enfermedades cardiovasculares, baja los niveles de colesterol y triglicéridos, además de tener un leve efecto hipotensor (baja la presión sanguínea).
Esta infusión se extrae de diferentes variedades de una laureácea llamada Camellia sinensis. Las hojas recién cosechadas expuestas al calor del vapor de agua producen el té verde. Si las mismas hojas se enrollan y se mantienen expuestas al aire, favoreciendo su oxidación, se obtiene el té rojo, mientras que si se las expone al aire y oxígeno por un tiempo más prolongado, se logra el negro.
El té verde tiene un efecto protector de las células, lo que contribuye a disminuir el riesgo de ciertos tipos de cáncer como el de colón. Asimismo, aumenta el gasto calórico (quemar calorías), además de disminuir la grasa corporal y prevenir el hígado graso, según algunos estudios recientes en ratas.
El negro, en tanto, inhibe la oxidación del LDL-colesterol (colesterol malo) evitando la formación de trombos en las arterias, y baja el riesgo de enfermedad coronaria.
La especialista agrega que estos efectos beneficiosos se observan con un consumo diario de 200 a 250 ml, y lo bueno es que no aporta calorías si se toma solo o con endulzantes no calóricos como la sucralosa, aspartame o estevia.
Sin embargo, en exceso -más de lo señalado- puede provocar inhibición en la absorción de hierro, sobre todo junto o inmediatamente después de las comidas, lo que puede favorecer la aparición de anemia. Adicionalmente, el té es un irritante de la mucosa gástrica, por lo que en algunas personas puede generar gastritis o úlcera, y también se ha asociado con la formación de cálculos renales.
Unidad de Nutrición y Diabetes
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