Las bacterias que tendrían estos efectos son las que cumplen con una serie de condiciones: existen naturalmente en la flora microbiana intestinal, pueden permanecer vivas durante el tránsito por el intestino delgado y el colon, tienen buena capacidad de adherencia al epitelio intestinal y no son patógenas.
Existen probióticos en condiciones naturales, como en la leche, yogurt, quesos, aceitunas, soya, cereales y alcoholes artesanales, sin embargo, la concentración de ellos es baja y no logran conseguir un efecto clínico relevante. Por eso se han desarrollado preparados farmacológicos (cápsulas, tabletas, sachet) y alimenticios (bebida láctea probiótica).
Las investigaciones muestran que los probióticos producen sustancias antibacterianas, es decir, mejoran la defensa contra la invasión de otros microorganismos, poblan la flora intestinal que puede verse alterada por la administración de antibióticos evitando las diarreas, estimulan la respuesta inmune por varias vías y disminuyen la sintomatología alérgica de la dermatitis atópica.
A nivel inmunológico, estas bacterias actúan aumentando la capacidad de fagocitosis, que es la primera línea de defensa del sistema inmune y consiste en la ingestión de los agentes invasores por unas células llamadas fagocitos.
También incrementan los niveles de las células B tipo de linfocitos, que son encargados de reconocer los agentes extraños y contienen los receptores o anticuerpos para neutralizarlos-, además contribuyen a una mejor respuesta de las IgA (Inmunoglobulina A), que son un tipo de anticuerpos.
En cuanto a las alergias, contar con una flora intestinal adecuada promueve una serie de mecanismos, como normalizar la permeabilidad intestinal, que en los alérgicos está aumentada y eso provoca un paso más rápido de los alimentos a la sangre, lo que incrementa la reacción alérgica.
Por último, los probióticos aumentan la presencia de elementos, como las IgA, que neutralizan la inflamación alérgica. Los niños con alergia a diversos alimentos se ven favorecidos con una mejoría de la dermatitis atópica; se reduce su extensión, severidad y síntomas.
Este artículo se realizó con la colaboración de la doctora Ana María Agar, inmunóloga de Clínica Alemana.
Alegia e Inmunología
Teléfono: 210 1101