Trabajar en espacios abiertos, respirando aire puro, disfrutando de la naturaleza y no dentro de cuatro paredes, puede parecer un privilegio, sin embargo, también tiene sus riesgos. Los obreros agrícolas (temporeros o permanentes), aquellos que desarrollan actividades en el agua (como buzos, pescadores, marinos y operadores de ferries) y los profesores de educación física que hacen clases en canchas, están mucho más expuestos que el resto de la población a la radiación solar.
Por ley, los empleadores deben adoptar medidas necesarias para proteger eficazmente a sus trabajadores cuandoestén expuestos al sol.
La doctora Tatiana Riveros, dermatóloga de Clínica Alemana, explica que “en Chile, las regiones más riesgosas son las que están más cerca del Ecuador (I a IV regiones). Aquí, además, se suman otros procancerígenos ambientales como el arsénico que se encuentra en el agua. También debe considerarse la altitud en todo el país, ya que cada mil metros, aumenta 10% la radiación ultravioleta”.
Agrega que también importa el “albedo” que se refiere al la radiación que se refleja desde el suelo; por ejemplo, la nieve refleja un 85% la radiación UV y el agua más o menos 10%.
El reglamento explicita que se deben proteger siempre que el índice de radiación UV(IUV) sea igual o superior a 6. El IUV lo define la Dirección Meteorológica de Chile por ley y es posible pedirlo para cada faena en forma directa.
La doctora Tatiana Riveros establece “que lo ideal es descansar a la sombra cada cuatro horas y que hay que consultar si se consumen ciertos medicamentos orales que aumentan la fotosensibilidad, lo que hace que los rayos UV penetren más fácilmente la piel”, concluye.
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