Así lo afirma la psicóloga del Programa Vivir Liviano de Clínica Alemana, Denisse Montt, quien explica que el apoyo psicológico está pensado tanto para quienes consultan por tratamiento no quirúrgico como para los que requieren cirugía.
En este último caso, todos los pacientes son evaluados por un psiquiatra como parte del protocolo pre operatorio, lo que determina si necesitaránapoyo psicológico antes y después de la cirugía. Además, tienen controles con salud mental al primer, tercer y sexto mes, y al año después del procedimiento, con el objetivo de ir evaluando el proceso de cambio.
Las personas que siguen el tratamiento no quirúrgico también cuentan con apoyo psicológico cuando lo requieren, derivadas por el psiquiatra o nutriólogo del equipo. La diferencia, en este caso, es que no todos son evaluados por salud mental, sino que depende de las necesidades de cada uno.
La especialista explica que la diferencia de este tipo de terapia con la convencional es que el procedimiento está protocolizado y definido el número de sesiones en función del foco terapéutico. Se centra, principalmente, en facilitar el cambio en el estilo alimentario y resolver las patologías psiquiátricas concomitantes cuando existen, desde un enfoque cognitivo-conductual.
Las contraindicaciones relativas son las más frecuentes, como trastornos de la conducta alimentaria, del ánimo y ansiosos. El paciente debe resolver o estabilizar estas condiciones antes de someterse a la intervención quirúrgica. Las contraindicaciones absolutas, en cambio, hacen inviable la intervención y se relacionan, generalmente, con trastornos psiquiátricos graves como psicosis activa, retardo mental, trastornos graves de la personalidad y abuso de sustancias activo.
Un cambio importante
Los pacientes que se someten a un tratamiento para bajar de peso deben enfrentar cambios a partir de la nueva imagen física, ya que esta impacta en las relaciones con los otros y consigo mismo. “Deben afrontar un cambio en el estilo de vida, no solo en relación con la comida, sino que también con la actividad física, la presión del entorno por comer o no comer y en las dinámicas interpersonales, como la relación con la pareja, las que pueden ser positivas o negativas”, enfatiza.
Lo primero es que la persona debe re-construir su imagen corporal, cuyo proceso no siempre se da fácilmente y, cuando no es exitoso, puede desarrollar una alteración de esta. “En los primeros meses, suelen evidenciar una discrepancia entre cómo lo ven los otros y cómo se ven a sí mismos, dado que la re-construcción de la imagen no va a la misma velocidad que la baja de peso inicial. Por ejemplo, es frecuente que se presenten cambios de humor relacionados con el proceso de adaptación al nuevo estilo de vida”, sostiene.
En la etapa de término del proceso post operatorio se observa una mejoría en la autoestima y mayor satisfacción corporal. Para quienes han realizado un tratamiento sin cirugía, lo que más se evidencia es la dificultad para manejar la experiencia ansiosa. Esto muchas veces pone en jaque la continuidad del tratamiento.
La importancia del manejo psicológico
Denisse Montt explica que el manejo psicológico es muy importante para el éxito del tratamiento, tan relevante como el nutricional y de kinesiología, debido a que la obesidad es multicausal, por lo que su resolución debe considerar todas las aristas del problema.
Tanto en los pacientes que se someten a cirugía como en los casos no quirúrgicos, se explora el entorno y se aborda como parte del proceso de cambio, dado que puede facilitar o perjudicar el tratamiento.
“En pacientes sometidos a cirugía bariátrica, el tratamiento se considera exitoso cuando la persona ha resuelto sus co-morbilidades médicas, ha logrado perder -como mínimo el 50% de su exceso de peso- y ha mantenido el peso perdido por al menos cinco años. El seguimiento es fundamental, por lo que el protocolo del Programa Vivir Liviano contempla controles regulares hasta el año de post operación y luego anuales”, enfatiza.
Los casos no quirúrgicos, en tanto, se consideran exitosos cuando han perdido el 10% de su exceso de peso. Desde el punto de vista de salud mental, un paciente está de alta cuando logra adaptarse satisfactoriamente al cambio, demandado por la cirugía o por el tratamiento médico.