Resistirse a comer, a ordenar los juguetes o a bañarse, son algunas de las expresiones más comunes del negativismo infantil. “La necesidad de autonomía que experimentan los niños a esa edad hace que se resistan a casi todo lo que se les pide”, explica Sonia Castro, psicóloga de Clínica Alemana.
Durante este periodo (que puede extenderse a lo largo de los años pre-escolares), los niños tienen poca tolerancia a la frustración, por lo que apelan a cualquier cosa o medio para llamar la atención y lograr su objetivo. Además, la manera de vivirlo depende de cada persona y su temperamento: hay algunos pequeños que solo desean jugar con sus padres y otros que luchan hasta el final con tal de hacer su voluntad.
Es importante considerar que estas actitudes no son signos de testarudez o reflejo de una mala educación, sino que son señales de la búsqueda de independencia. Es un periodo normal y necesario para el desarrollo del aparato mental. Lo importante es que los padres lo entiendan y manejen.
Consejos para evitar un no
• No interrumpir una actividad: esperar que la atención del niño se haya posado en otra cosa o acción.
• Advertencias: decirle con anticipación al pequeño lo que deberá hacer, para que pueda adaptarse al cambio y terminar lo que está haciendo.
• Sugerencias: acompañar las peticiones con sonrisas y abrazos.
• Espera: dejar pasar un momento antes de repetir una solicitud.
• Alternativas: es importante darle opciones simples a los niños. ¿Te gustaría bañarte ahora o en cinco minutos más?, por ejemplo.
• Tiempo: dejar al niño solo por unos minutos después de una discusión, permite que la resistencia disminuya o desaparezca.
Pequeñas curiosidades
¿Por qué llueve?, ¿por qué el cielo es azul?, ¿por qué los aviones vuelan? estas son algunas de las preguntas con que los hijos abordan a sus papás durante sus primeros años. Según la psicóloga, la edad de las preguntas o de los por qué es una consecuencia de la curiosidad que sienten por el mundo. “El niño descubre que existe algo fuera de sí mismo, una realidad que quiere conocer y por eso necesita consultar”, dice.
Al igual que la etapa del no, se trata de un proceso normal y necesario para el desarrollo mental y lingüístico del pequeño. Por ejemplo, si la pregunta es ¿por qué la noche es oscura?, no es necesario darle una respuesta científica, basta con contestarle de manera simple y concreta.
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