La dieta mediterránea consiste en una alimentación variada y equilibrada, que incluye productos típicos de esta zona geográfica, es decir, trigo, aceite de oliva y vino, además de otros como pan, pastas, hortalizas, frutas, legumbres, pescado, aves de corral, lácteos y huevos, con un consumo menor de carnes y grasas animales.
De acuerdo al doctor Mauricio Fernández, cardiólogo de Clínica Alemana, la nueva publicación se suma a estudios anteriores que sugieren un rol protector de la dieta mediterránea en la prevención cardiovascular, tanto en personas sanas como en algunas que ya habían tenido un evento de este tipo, como infartos.
El estudio español publicado recientemente en The New England Journal of Medicine, denominado Predimed, partió en 2003 y consideró solo a personas 55 a 80 años con alto riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular.
En total, participaron 7.447 voluntarios (57% mujeres), quienes se dividieron en tres grupos: uno adoptó una dieta mediterránea más aceite de oliva virgen; otro, una dieta mediterránea más frutos secos, y el tercero realizó una dieta baja en grasas.
Los dos primeros grupos tuvieron una buena adherencia a la intervención, según el autoreporte de consumo y análisis de biomarcadores, y fue, precisamente, en estos participantes donde disminuyó el riesgo de padecer eventos cardiovasculares.