Las investigaciones muestran que cuando el cerebro está expuesto a situaciones estresantes, en una etapa temprana de la vida, mayor es el riesgo de desarrollar la enfermedad, ya sea en su versión monopolar (recurrencia de cuadros solo depresivos) o bipolar (alternancia de cuadros depresivos con periodos de exaltación anímica patológica). Además, cada individuo responde de manera personal a los mismos estresores.
Principales diferencias en la expresión de la enfermedad depresiva en hombres y mujeres
“En distintas partes del mundo occidental, lo mismo que en Chile, las hormonas parecen jugar un rol. En las mujeres, el periodo más vulnerable para sufrir una crisis depresiva es en la etapa de la vida fértil, entre los 15 y 50 años. En los extremos de la vida esta enfermedad, independiente del género, se expresa de modo distinto”, explica el doctor Alejandro Koppmann, psiquiatra de Clínica Alemana.
Agrega que las alteraciones conductuales e irritabilidad, son más comunes en jóvenes menores de 20 años y, síntomas somáticos y dolor sin causa física demostrable, se dan más en personas mayores de 55 años.
En tanto, la depresión en hombres puede manifestarse con síntomas como:
•Irritabilidad
•Conductas explosivas desproporcionadas a la causa
•Peleas frecuentes
•Dificultades interpersonales por baja tolerancia.
•Abuso de alcohol y /o drogas en busca de disminuir la angustia y /o de excitación y de la “fuerza” perdida.
•Insomnio
•Alteraciones del peso corporal
•Descuido en la imagen personal y en el rendimiento laboral, aunque pasan más horas trabajando.
•Falta de energía y/o de apetito
•Mayor queja de síntomas físicos que psicológicos: es más frecuente que el hombre se queje de un dolor o falta de fuerza a que diga sentirse angustiado.
•Es posible que los síntomas físicos que, inicialmente, pueden ser una manifestación depresiva o ansiosa, produzcan mayor preocupación y ansiedad en quien los sufre por temor de estar enfermo, lo que aumenta la frecuencia e intensidad de los mismos síntomas.
La depresión y sus características facilitan estilos de vida poco saludables, como sedentarismo, alimentación de mala calidad, abuso de alcohol o drogas, lo que se relaciona con mayor riesgo cardiovascular y pérdida de productividad laboral.
El riesgo de suicidio consumado es mayor en hombres, de4 a 6 hombres por cada mujer, pero el número de intentos es más alto en mujeres.
El tratamiento incluye un aspecto farmacológico (uso de antidepresivos, ansiolíticos y /o estabilizadores del animo) y uno psicológico (terapia). Un episodio depresivo se trata por un año, aproximadamente, y en algunos casos de recurrencia, debe mantenerse por más tiempo.
Lo fundamental para enfrentar esta enfermedad es hacer un correcto diagnóstico, pues deben descartarse desde el inicio aquellas condiciones médicas tratables que pueden confundir.