Al respecto, el doctor Alejandro Koppmann, psiquiatra de Clínica Alemana, explica de qué se trata esta patología, cómo detectarla y qué hacer al respecto.
¿Cuáles son los síntomas de esta depresión?
Se trata de un episodio depresivo formal. Por lo tanto, existen signos característicos tales como ánimo depresivo, angustia, desesperanza, irritabilidad, alteración de los ciclos vitales (sueño, apetito, entre otros).
¿Esto es hormonal?
Las hormonas influyen, pero no lo suficiente como para provocar una depresión. Luego del parto alrededor de un 70% de las mujeres sufre síntomas emocionales menores durante las dos semanas que siguen al alumbramiento a los que se les llama “blues” y son, generalmente, transitorios. Consisten en inestabilidad emocional, labilidad, sentimientos de inseguridad respecto del correcto ejercicio del rol materno (que se da principalmente con el primer hijo), entre otros.
Sin embargo, el 10% de este grupo mantiene o agrava estas manifestaciones después de 15 días de dar a luz, lo que implica un riesgo para el desarrollo de depresión postparto llamada también depresión puerperal.
¿Quiénes tienden más a deprimirse?
Estadísticamente, es más probable que se depriman las mujeres que han tenido depresión en partos anteriores o cualquier otro episodio depresivo, como también quienes tienen familiares de primer grado con historia de enfermedad afectiva.
Asimismo, están vulnerables a sufrir depresión postparto quienes han vivido embarazos difíciles, de riesgo o con amenaza de parto prematuro. Además, quienes tienen una relación de pareja conflictiva, y las mujeres que enfrentan la maternidad sin pareja o no cuentan con redes de apoyo eficientes.
¿En qué consiste el tratamiento?
Se trata igual que una depresión mayor. La única característica diferente es que el rango de uso de los fármacos se reduce. De hecho, se pueden usar antidepresivos durante la lactancia.
Si ese tratamiento no avanza se plantea suspender la lactancia y se puede ampliar la gama de antidepresivos en uso.
¿Cómo debe reaccionar el entorno de la afectada?
Es importante entender la depresión postparto como una enfermedad, independiente de la voluntad del paciente, que tiene tratamiento efectivo. Esto es muy relevante, ya que la enfermedad psiquiátrica sufre de estigmatización en nuestra sociedad y en el caso del ejercicio del rol materno existe una fuerte presión social hacia lo 'correcto' o lo que 'se debe hacer'. Entonces para la madre es muy difícil contarle a alguien que está triste o que se siente agobiada por las tareas que demanda su hijo. No es fácil para ellas hablar sobre esto, además nadie pregunta, porque a las personas no se les ocurre que la maternidad pueda provocar esto.
Asimismo, se incluye al marido en el tratamiento y se busca ayuda práctica, alguien que colabore con las tareas del menor (auxiliar si se puede contratar) o un familiar de confianza, la madre por ejemplo.
Por último -como dijo anteriormente- es importante saber que si se ha sufrido una depresión postparto con anterioridad, esto significa que existen más riesgos de repetir un nuevo episodio en un próximo embarazo. Por lo tanto, se recomienda un control con el psiquiatra durante el periodo de gestación, por si es necesario comenzar el tratamiento incluso antes del parto.
¿Afecta de algún modo a la guagua?
Muchas veces uno dice “qué hago, qué es mejor” tratar a la madre aun cuando una pequeña fracción de los fármacos pasen a la leche o dejarla sin tratamiento para permitir una lactancia libre.
En casos así, la opinión médica no tiene dudas en que es mejor tratar a la madre porque si está deprimida estimulará menos a su hijo, estará menos disponible y, probablemente, esto afecte más al niño que la exposición a pequeñas dosis de antidepresivos que hasta hoy, no han demostrado efecto dañino. Esto, incluso, puede plantearse durante el embarazo, ya que hay madres que se deprimen en el periodo de gestación y ahí también es posible tratarla desde fases tempranas del embarazo.