En esa misma fecha, tenía planificada una cirugía de columna. Días antes de que se realizara la intervención, debió efectuarse una evaluación cardiovascular preoperatoria, la que arrojó graves resultados. Si bien su test de esfuerzo salió normal, las imágenes cardiacas mostraban una lesión severa en la arteria descendente anterior –una de las principales del corazón– y otra moderada en las arterias coronarias derecha y circunfleja, en todas había una estrechez por placas de colesterol. A pesar de practicar deporte, su estilo de vida le estaba pasando la cuenta.
El doctor Alejandro Abufhele, cardiólogo de Clínica Alemana y médico tratante de Rafael, explica que la mayoría de las enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse si se modifican los factores de riesgo, como tabaquismo, obesidad, sedentarismo, hipertensión, dieta poco saludable, estrés, diabetes y colesterol elevado. No hay que olvidar que los problemas cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo y en Chile.
Muchas veces las patologías cardiacas son silenciosas, es decir, no presentan síntomas, como ocurrió con Rafael. “Este tipo de casos se ve con frecuencia: un paciente que no siente molestias cardiacas como dolor al pecho, ahogo o palpitaciones; con factores de riesgo y que no se controla con el médico. Afortunadamente, en él se pesquisó la enfermedad coronaria justo a tiempo. Hay que considerar que si hay antecedentes familiares, se es hipertenso y fumador, como en este caso, sin duda existe una alta probabilidad de sufrir una muerte súbita o un infarto cardiaco”, agrega el especialista.
A lo anterior, hay que sumar que si bien existen factores de riesgo cardiovasculares modificables, hay otros que no lo son. Por ejemplo, la edad y la herencia familiar. La etapa de la vida con mayor peligro para el corazón en los hombres es a los 45 años y para las mujeres, a los 55, porque ellas, después de la menopausia, pierden el efecto protector que las hormonas ejercen sobre este órgano.
“Yo era una bomba de tiempo sin saberlo. No me hacía chequeos preventivos, nunca fui al doctor a revisarme el corazón o colesterol, iba solamente por temas relacionados con el deporte”, relata el paciente.
El Dr. Abufhele señala que cuando una persona presenta, aunque sea un solo factor de riesgo, debe chequear su corazón anualmente. En la actualidad, los pacientes llegan tarde al tratamiento, cuando ya están infartados o han sufrido un accidente vascular, por eso es importante tener una actitud preventiva para evitar daños al corazón.
Luego del diagnóstico de su problema coronario, Rafael fue sometido de inmediato a una angioplastía coronaria para destapar su arteria descendente anterior, la que presentaba una estrechez cercana al 80%. Esta técnica utiliza un catéter con un balón que se infla para dilatar la zona obstruida, lo que permite recuperar el flujo sanguíneo en la o las arterias coronarias afectadas. Este procedimiento puede complementarse con un stent –malla circular de acero inoxidable o titanio– que se pone en la pared de la arteria lesionada para reducir la posibilidad de que vuelva a ocluirse por nuevas placas o por la cicatrización excesiva de la zona afectada.
“De ahora en adelante voy a evitar los excesos en relación a la alimentación y el estrés. Ante todo hay que disfrutar la vida, pero con medida. No me quiero perder el resto del camino que me queda”, concluye Rafael.
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Cómo evitar un segundo infarto Las personas que han sufrido un infarto son el grupo que está más susceptible a presentar otro evento similar. Para evitarlo, es fundamental: • Incorporar el deporte a la vida diaria. • Dejar de fumar. • Preferir verduras y frutas, incorporar aceite de oliva, frutos secos y pescado. Reducir la sal y las carnes rojas, prefiriendo las magras. • Controlar el estrés. • No abandonar los controles médicos ni la terapia. |