Muchas veces este fenómeno tiene relación con la edad. Si ocurre después de los 60 años, suele tratarse de un problema permanente.
La anosmia es un trastorno que se refiere a la pérdida del sentido del olfato. Si bien no es peligrosa en sí, puede aumentar ciertos riesgos, por ejemplo, el no detectar una fuga de gas en el hogar al no percibir el olor de esta sustancia. Asimismo, como este sentido está muy relacionado con el gusto, el no sentir aromas ni sabores, se puede perder interés por la comida, lo que lleva a una probable baja de peso y, en casos extremos, desnutrición.
La dificultas parta sentir olores se debe a que los receptores del olfato, que están en la membrana interna de la nariz, dejan de funcionar. Esto puede tener diferentes causas, entre ellos el paso de los años. Pero también puede deberse a enfermedades como rinitis crónica, sobre todo, sumada a poliposis nasal, que es la máxima expresión de un proceso inflamatorio endonasal.
La pérdida del olfato también se puede relacionar con la enfermedad de Alzheimer, Parkinson, diabetes y esclerosis múltiple, o al consumo de algunos medicamentos. Asimismo puede deberse, de manera transitoria, a alergias, resfríos o sinusitis, pero si la causa es la edad, principalmente después de los 60 años, pasa a ser permanente.
Perder el gusto
El sabor que se siente de las comidas es una integración entre el sentido del gusto, que se percibe en la boca donde se diferencia lo dulce, salado, amargo y ácido, y el olfato, que también es parte importante de esta apreciación. Otros factores que influyen son, por ejemplo, la temperatura y textura de las comidas. La conjunción de todas estas variables hace que, finalmente, las personas sientan placer al comer cierto tipo de alimentos.
Puede producirse además, por el uso de ciertos medicamentos y por la presencia de hongos y bacterias, para lo cual es indispensable tener una muy buena higiene bucal.
Hay que estar pendiente de este problema, porque la poca percepción de lo que se ingiere puede provocar que los pacientes de tercera edad no tengan ganas de consumir alimentos. Las personas que están menos motivadas probablemente tienen una tendencia mayor a comer menos y, por lo tanto, a bajar de peso. Asimismo, se debe poner atención porque a veces una pérdida brusca del gusto puede ser síntoma de una patología más grave.
* Este artículo fue realizado con la colaboración de los doctores de Clínica Alemana Marcelo Blacutt, geriatra, y Renato Rebolledo, otorrinolaringólogo.