Más de la mitad de las personas que sufren ceguera en el mundo es por cataratas, lo que representa alrededor de 20 millones de afectados, de acuerdo a cifras de 2010 de la Organización Mundial de la Salud. Lamentablemente, se espera que este número siga creciendo a medida que aumenta la expectativa de vida de la población, ya que es una enfermedad que afecta principalmente a las personas de mayor edad.
Esta patología se produce cuando el cristalino, que es una especie de lente natural del ojo, se pone opaco debido a la descomposición de sus proteínas, fenómeno que ocurre cuando la persona envejece. Si progresa en ambos ojos –que es lo más frecuente- finalmente produce ceguera.
El doctor Adolfo Schweikart, oftalmólogo de Clínica Alemana, explica que además de la edad, otro factor predisponente es la herencia, incluso, hay algunos tipos de cataratas familiares que se presentan en niños.
“También están más propensos a desarrollar este problema los adultos mayores con diabetes, es más, existe un tipo de catarata especial de los diabéticos que no se controlan bien”, afirma el especialista.
Si bien es una enfermedad que, en general, no se puede prevenir, en las personas diabéticas sí es posible retrasar su desarrollo con un adecuado control de su glicemia.
Quienes tienen cataratas presentan disminución de la visión por uno o ambos ojos en forma lenta y progresiva, sin dolor. Al momento de realizar el diagnóstico, además de considerar estas manifestaciones, el oftalmólogo detecta en el examen ocular una opacidad del cristalino, que es un lente natural del ojo.
Se trata con cirugía, la que tiene un excelente resultado en la gran mayoría de los casos, ya que la persona recupera la visión. Esta intervención consiste en reemplazar el cristalino por un lente artificial que dura toda la vida. Habitualmente, se realiza de forma ambulatoria y con anestesia local.
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