El crecimiento del cerebro de un niño está determinado genéticamente y por los estímulos del medio ambiente. Para que estas conexiones neuronales se formen de manera óptima, es necesaria la estimulación, que puede ser realizada con ejercicios terapéuticos, sobre todo, en niños prematuros.
'La prematuridad ha aumentado debido a los avances tecnológicos y médicos que permiten que niños que nacen con muy bajo peso o con pocas semanas de gestación logren sobrevivir, ya que se les da la oportunidad de una atención adecuada y necesaria', afirma Loreto Imperatore, kinesióloga del Servicio de Neonatología de Clínica Alemana.
Esta es una situación biológica que condiciona al resto de los factores que regulan el desarrollo del niño. La supervivencia del prematuro no es sinónimo de ausencia de problemas posteriores, aunque tampoco es condena segura de que los haya.
La importancia de la estimulación
'Los ejercicios de intervención en bebés prematuros buscan, durante los primeros años de vida, entregar una adecuada exposición a experiencias, favoreciendo su desarrollo psicomotor para lograr el máximo desarrollo integral del niño en cuanto a sus capacidades mentales, emocionales, sociales y físicas', dice la kinesióloga.
En Clínica Alemana, se realiza una pauta de ejercicios cuyo objetivo es estimular la adquisición de los hitos motores, la sensorialidad, la participación de la familia, favorecer el área social y comunicacional. Esta actividad se debe hacer desde los primeros días en que el niño llega a la casa. Pero primero, hay que considerar la importancia de respetar el sueño tranquilo, por lo que se sugiere que sean realizados cuando esté despierto y de buen ánimo.
EJERCICIOS KINESIOLÓGICOS PARA PREMATUROS
1. Posicionamiento adecuado: el niño duerme la mayor parte del día, por lo tanto, su postura debe ser alineada y con sus cuatro extremidades hacia el centro, tipo posición fetal.
2. Movimientos espontáneos: deben ser de las cuatro extremidades, fluidos, hacia el centro, sin preferencias de un lado más que de otro. Así tendrá más flexibilidad.
3. Tomarlo en brazos: acurrucarlo en posición fetal.
4. Hablarle cuando esté despierto y anticiparle, verbalmente, si lo van a tocar, para que no se asuste.
5. Que descubra su cuerpo: llevar sus manos al centro para que se las toque y luego a la boca.
6. Estimular receptores de la piel: pasar diferentes texturas por su cuerpo, puede ser durante la muda.
7. Activar sus abdominales: tratar de que mantenga sus rodillas hacia el pecho para que mantenga su tronco alineado.
8. Flexibilizar su cuerpo: para evitar que se ponga rígido, mover su tronco rotando la pelvis adelante y atrás. Estirar sus brazos y moverlos circularmente hacia delante.
9. Control de cabeza: ponerlo boca abajo sobre sus rodillas, los codos se apoyan sobre una mano de la mamá, bien juntos bajo los hombros, y con la otra mano se puede tocar a los lados de la columna para que active la musculatura extensora y levante su cabeza.
10. Fijar la mirada: ponerle frente a sus ojos una lámina de contraste blanco-negro a 30 cm de distancia.