El ocio se define como el tiempo personal para recrearse, donde la rutina, actividad y trabajo no tienen cabida. Estos momentos de libertad sirven para crear, explorar, jugar e imaginar.
Si bien durante las vacaciones de invierno es importante que los niños compartan con sus amigos y familia, los espacios de ocio son indispensables para el desarrollo de su creatividad e imaginación, asegura la psicopedagoda de Clínica Alemana Kareen Portugueiz.
Para lograr que realmente se desconecten, es necesario cambiar el tema del colegio por otras actividades como deportes o cine y, por supuesto, abordar materias de interés individual.
“Si un niño quiere seguir leyendo, por ejemplo, hay que dejarlo porque la lectura desarrolla múltiples habilidades y, si así es feliz, está muy bien”, explica la especialista.
Asimismo, en aquellos niños que tienen alguna dificultad, como por ejemplo, en lecto-escritura, es recomendable que en la última semana de vacaciones lean algo de su interés, siempre elegido por ellos.