La Unidad de Inmunología y Alergias de Clínica Alemana ofrece tratamientos de vanguardia para el manejo de esta y otras enfermedades.
Con el lema “La urticaria bajo control”, por segundo año consecutivo, el 1° de octubre, se celebra el Día Mundial de la Urticaria, iniciativa organizada y patrocinada por diferentes instituciones internacionales que buscan dar a conocer en qué consiste esta patología cutánea y cuáles son sus tratamientos.
La urticaria se caracteriza por la aparición de ronchas rojas, inflamadas y que pican o arden. Pueden aparecer de manera independiente o unirse varias y formar placas. Si dura hasta seis semanas, se clasifica como aguda y puede ser causada por infecciones, alergia o intolerancia a medicamentos y alimentos, y por contacto con látex, entre otros.
Si se extiende por más de seis semanas, se trata de urticaria crónica, la que puede ser provocada, además de lo mencionado, por mecanismos autoinmunes o por estímulos físicos (frío, presión mecánica sobre la piel, ejercicio, entre otros). En la mayoría de los casos, no se encuentra causa (urticaria crónica espontánea).
La doctora Patricia Roessler, jefa de la Unidad de Inmunología y Alergias de Clínica Alemana, explica que para tratar la urticaria crónica, es indispensable intentar pesquisar el factor desencadenante o exacerbante de la patología, de modo de poder evitarlo.
Luego, o mientras se realiza el estudio, el tratamiento para el alivio de los síntomas es con antihistamínicos (antialérgicos). Hay que evaluar qué dosis es la necesaria, ya que algunas personas responden con una dosis baja y otras con la máxima. Cuando no es suficiente, se pueden usar medicamentos inmunomoduladores y, últimamente, está disponible un nuevo tratamiento que consiste en un anticuerpo monoclonal humanizado que bloquea la inmunoglobulina E (anticuerpo involucrado en la génesis de la urticaria crónica) que está circulando en la sangre. Su resultado es muy efectivo y rápido en la mayoría de los pacientes.
Julián Blas y el tratamiento que le curó la urticaria
Vivía con ronchas y picazón, en todo el cuerpo, día y noche. Los especialistas solo habían logrado aplacar las molestias, pero no erradicar el problema de raíz. Julián Blas sufría de urticaria crónica espontánea refractaria al uso de antihistamínicos en altas dosis, es decir, que no mejora con medicamentos habituales.
“La urticaria comenzó el año 2003 en las muñecas, luego en antebrazos y empeine; cinco años después se concentró en la espalda y, en el último tiempo, por todo el cuerpo, menos en la cara. Pensé que podría ser una reacción alérgica a un jabón o shampoo. Visité muchos dermatólogos, siempre pensando que el factor era exógeno. Finalmente, después de diez años, las doctoras Ximena Fajre, dermatóloga, y Ana María Agar, inmunóloga, se dieron cuenta de que era de causa desconocida y crónica”, cuenta Julián, empresario de 40 años.
Afirma que la principal molestia era la picazón, no podía dormir, se rascaba bastante durante el día. “El calor aumentaba la irritación, mientras que aplicar frío bajaba la picazón. Así, muchas veces me encontré a las tres de la mañana dándome una ducha fría para poder dormir y descansar. A pesar de que lo pude sobrellevar, hoy veo que era un desastre y una constante lucha por no rascarme”, dice.
La doctora Ana María Agar, médico tratante de Julián, explica que él estuvo en tratamiento con antihistamínicos de última generación no sedante en dosis altas, hasta cuatro veces las normales, pero seguía igual. Entonces, el año 2014, el Instituto de Salud Pública autorizó la venta y prescripción en Chile del fármaco omalizumab (anticuerpo monoclonal anti IgE), tratamiento de última generación para la urticaria crónica espontánea que no sea secundaria a otra enfermedad, o sea, lo que tenía Julián.
La doctora Agar le comentó esta opción y él aceptó inmediatamente. Se le administró la primera dosis en mayo del 2014 con una respuesta absoluta y total, y no ha requerido ningún antihistamínico más. Lleva 11 dosis, las que al principio se aplicaban mensualmente, y ahora se han distanciado cada dos meses.
“En 24 horas no tenía nada, absolutamente nada. Después de diez años, finalmente habíamos encontrado la solución. ¡Simplemente fantástico!”, concluye Julián.
“En la Unidad de Inmunología y Alergias de Clínica Alemana, ofrecemos una evaluación clínica, diagnóstica y terapéutica utilizando tratamientos de vanguardia como el omalizumab. Actualmente, tres pacientes de la Unidad están recibiendo este fármaco, indicado por distintos especialistas, todos con excelente respuesta”, afirma la doctora Roessler.