Como otros deportes, protege de sufrir infartos y muerte súbita, pero antes de comenzar, se aconseja tener una evaluación médica previa.
Es impactante ver las imágenes de deportistas de alto rendimiento desvaneciéndose en pleno partido o competencia. La mayoría de las veces, la causa es una muerte súbita. ¿Esto significa que el deporte puede ser negativo para la salud cardiaca?
El doctor Rodrigo Ibáñez, cardiólogo de Clínica Alemana, lo niega tajantemente: “está demostrado que a mayor nivel de actividad física, menor probabilidad de sufrir infartos cardíacos y muerte súbita en adultos sanos. El riesgo aumenta en personas sedentarias, que pueden tener una enfermedad coronaria que aún no ha sido demostrada y que realizan actividad física esporádica, de alta intensidad, como trote tipo maratón”, asegura.
El especialista agrega que la posibilidad de tener un paro cardíaco es 56 veces más grande en personas físicamente inactivas comparado con deportistas entrenados. Además, quienes realizan ejercicio en forma habitual, tienen un 25 a 50% menos posibilidad de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
“La actividad física es deseable para todos, independiente de su edad y sexo, porque disminuye el riesgo cardiovascular y ayuda a la prevención y control de estos factores de riesgo, además es coadyuvante en el cese del tabaquismo y en el tratamiento de la depresión. Incluso hay estudios promisorios que establecen que el ejercicio retrasa y disminuye la aparición de deterioro psicoorgánico por la edad”, asegura el doctor Ibáñez.
La importancia del chequeo preventivo
Para evitar problemas cardiacos en personas que comienzan a practicar actividades como el running, la recomendación es que sean evaluadas previamente para detectar factores de riesgo de muerte súbita o enfermedad coronaria.
Dentro de las causas más frecuentes de estas afecciones durante el ejercicio en personas menores de 35 años, se encuentran algunas cardiopatías heredables, que pueden no presentar síntomas previos como miocardiopatía hipertrófica, displasia arritmogénica del ventrículo derecho, anomalías de las arterias coronarias y otras afecciones poco comunes.
En los mayores de 35 años, la causa más frecuente de muerte súbita es la enfermedad coronaria ateromatosa, provocada principalmente por factores de riesgo como colesterol elevado, hipertensión arterial, diabetes y tabaquismo. El fin del chequeo preventivo es detectar a aquellas personas susceptibles de padecer estos eventos.