Estos dispositivos eran su única opción ya que por su edad y estado de salud no tenía ninguna posibilidad de ser trasplantado.
“Le quedan 15 días de vida”, le dijo el doctor a Ricardo Carmona (69), ingeniero civil. Así de mal era su estado de salud, luego de que fumara por 30 años y que como consecuencia de esto se le desarrollara un enfisema pulmonar avanzado, enfermedad progresiva y terminal que provoca sensación de ahogo y falta de aire que limita las actividades cotidianas. Frente a este complejo panorama, no había ningún tratamiento convencional que lo pudiera ayudar.
Sin embargo, el doctor Sebastián Fernández-Bussy, broncopulmonar de Clínica Alemana, le explicó que sí existía una esperanza, las válvulas endobronquiales, procedimiento que se realiza solo en esta institución dentro de Chile. Sin embargo, para realizar la instalación de estos dispositivos, el especialista necesitaba revisar el caso en el Centro Alemán, Thoraxklinik-Universidad de Heidelberg, Alemania donde se especializó en neumología intervencionista. “Esa institución europea tiene la mayor experiencia mundial en este tipo de procedimientos, y como era un caso difícil, necesitaba revisar con expertos si efectivamente este paciente era un buen candidato, y sí lo era”, explica el doctor.
Aunque Ricardo Carmona había sido diagnosticado en 2003 y hasta 2014 continuaba con sus actividades, viajaba al extranjero y subía a Chuquicamata por su trabajo, etc. Sin embargo, fue en el invierno de ese año cuando comenzó a tener una menor capacidad pulmonar y se cansaba más, sufrió un neumotórax y al mes sufrió una nueva crisis respiratoria, que lo tuvo 40 días recuperándose en la clínica.
Tenía unas bulas (espacios) en el lóbulo inferior derecho, que se empezaron a inflar y a comprimir el resto del pulmón, haciendo que cada vez fuera más difícil respirar. Esta dificultad era progresiva y terminal, tanto así que los últimos días, debía permanecer casi las 24hrs. conectado a un BI-PAP, una máquina que utiliza la presión para mover el aire a los pulmones y mantenerlos abiertos para que el paciente pueda utilizar mejor el oxígeno tomado”, explica el especialista.
Por su edad no tenía ninguna posibilidad y tampoco había tiempo para esperar un donante. Por lo tanto, su única opción eran las válvulas endobronquiales.
El procedimiento se realiza de forma broncoscópica, es decir, sin cirugía, y requiere de hospitalización por dos o tres días.
Volver a respirar
Una vez de regreso en Chile, el doctor Sebastián Fernández-Bussy junto a Paulina Zúñiga enfermera encargada de coordinar el apoyo logístico, prepararon todo para el procedimiento y el 23 de septiembre de 2014 se realizó la intervención, en que le instalaron tres válvulas endobronquiales. El procedimiento se realiza de forma broncoscópica, es decir, sin cirugía, y requiere de hospitalización por dos o tres días. “Esto permitió que saliera progresivamente todo el aire acumulado en el lóbulo inferior derecho, y así el resto del pulmón se expandió y empezó a funcionar”, sostiene el broncopulmonar.
Para Ricardo el cambio fue radical. “Con válvulas endobronquiales pude volver a respirar, el resultado fue maravilloso, los dispositivos no se sienten y no presentan ninguna incomodidad. Entre la fecha del procedimiento y el 3 de octubre de 2014 que me dieron de alta, es decir, en 10 días empecé a mejorar mi capacidad respiratoria, de manera tal, que cuando salí de la Clínica a mi casa de alta, necesitaba usar oxígeno solo en la noche, 1lt/min, y actividades más exigentes”, cuenta.
Sin embargo, hoy ya no necesita el oxígeno en la noche. “Durante el día, solo lo uso para hacer ejercicios (muy importantes según lo indicado por los médicos) y, como precaución, para ducharme”.
“Con la experiencia que tuve, de estar a días de morir, recomiendo la instalación de estas válvulas a cualquiera que lo necesite, sin ninguna duda. Soy un eterno agradecido de Dios y de los doctores”, agrega.
El doctor Fernández-Bussy asegura que “el pronóstico de Ricardo Carmona es excelente y que las válvulas endobronquiales no tienen tiempo de expiración”.