No reconocer ni aceptar estos sentimientos como normales se asocia a trastornos del ánimo, dependencia a psicofármacos y abuso de sustancias.
Vivir rápido, buscar recompensas inmediatas, alimentar el exitismo y no enfrentar los sentimientos negativos son actitudes cada vez más masificadas en el mundo de hoy.
El doctor Alejandro Koppmann, psiquiatra de Clínica Alemana, explica que en el último tiempo, se ha visto una marcada tendencia de la cultura occidental a ser más inmediata y parcial. “Los modelos sociales y las definiciones de éxito suelen asociarse a valores concretos y objetivables, como si fueran bienes materiales. A esto se suman la crisis de las ideologías, de las creencias religiosas y de los proyectos políticos, lo que hace que las personas busquen satisfacción en cosas prácticas y cercanas”, comenta.
Agrega que todo esto puede afectar la salud mental, porque la tendencia a negar sentimientos normales, como la pena y la rabia, sumadas a la poca tolerancia a la frustración, aumenta el riesgo de desarrollar trastornos físicos y psiquiátricos. A continuación, el especialista profundiza sobre esta realidad y sus alcances para la salud mental.
¿De qué manera negar las emociones desagradables puede ser perjudicial?
Pretender negar estas emociones desagradables, mediante el exceso de estímulos, actividades diarias o, peor aún, usando psicofármacos, es como intentar vivir solo la mitad de la vida.
Cuando no se aprende a reconocer y aceptar sentimientos como la pena y la rabia, se pueden generar enfermedades somáticas -cardiovasculares o digestivas por ejemplo-, y problemas de salud mental, como depresión, ansiedad o abuso de sustancias, así como disfunciones familiares asociadas al mal clima doméstico.
Tener tolerancia a la frustración y generar proyectos a mediano y largo plazo son esenciales para el desarrollo psicológico normal. Cuando no están presentes, se generan modelos educativos inadecuados para los hijos, lo que perpetúa el problema.
¿Cómo se deben enfrentar estos sentimientos en la vida diaria?
Como en otras actividades, lo sano es el equilibrio. Es importante aceptar la rabia o la pena como parte de las emociones normales del día a día. Abrirnos a estas experiencias también nos permite conocernos mejor y aprender de nosotros mismos.
El ideal es que en la vida estén presentes los siguientes aspectos: vida espiritual,afectiva y sexual, trabajo, ocio y actividad física. La idea es que el global sea armónico. Cada uno hace su propia distribución.
¿Cuándo estos sentimientos pueden ser signos de un trastorno siquiátrico y requerir medicamentos?
Cuando es objetivamente perturbador para el paciente o para su familia y ocasiona problemas en el rendimiento laboral, académico o en el desempeño de sus roles.
En estos casos, siempre hay que consultar con un especialista y en ningún caso automedicarse, porque esto aumenta las probabilidades de desarrollar dependencia a sedantes, hipnóticos o alcohol.