Gracias a la rápida acción del Equipo de Rescate aéreo, recibió el tratamiento adecuado y a tiempo para detener la hemorragia interna que sufría.
Era el décimo día de unas agradables vacaciones de invierno en el centro de esquí El Colorado y, nuevamente, Sara Weinstein (12 años) fue con sus hermanos a practicar ese deporte. “Todo iba bien hasta que en plena bajada, me di cuenta de que no podía frenar, sentía mucha desesperación, quise tirarme al suelo y no pude, me acordé de la técnica que me enseñó mi hermano y empecé a ir en zigzag, pero cuando iba para un lado, choqué con una de las murallas que separan las canchas”, recuerda.
Fue así como Sara, alumna de séptimo básico del Instituto Hebreo, tuvo un grave accidente. Su mamá, Deborah Miranda, cuenta que ese día había mucho hielo, lo que habría impedido que pudiera frenar a tiempo: “Creemos que se enterró el brazo en el abdomen, es la única opción para entender que haya tenido una hemorragia interna; no había ninguna fractura ni nada en la cabeza, porque además iba con casco. Los rescatistas la bajaron al centro de atención de El Colorado, donde la evaluaron, pero no encontraron nada. Sin embargo, sus signos vitales se debilitaban y estaba con conciencia relativa, pero solo le dolía el abdomen. Unos minutos después, me dijo que no veía nada”. Ahí llamó a Clínica Alemana, donde tienen el Convenio de Accidentes, para que mandaran el helicóptero.
“Lo que más agradezco es que confiaron en el instinto materno, porque les dije que me daba la impresión de que tenía hemorragia interna. El helicóptero con el Equipo de Rescate llegó en menos de 15 minutos, la bajaron inmediatamente a la Clínica y esa rapidez le salvó la vida”.
El doctor Guillermo Correia, jefe del Departamento de Urgencia Escolar de Clínica Alemana y quien estuvo a cargo del equipo médico que la recibió, afirma que el manejo precoz de sus lesiones era vital, ya que estaba sangrando en forma activa y debían detener la hemorragia, provocada por la gran energía del impacto, lo que la dejó con dolor intenso y signos evidentes de daño abdominal y caída de presión.
Una difícil recuperación
Apenas llegó a Clínica Alemana, Sara fue derivada al Servicio de Radiología Intervencional, donde la trató el doctor Patricio Vargas “Debido al trauma, ella tuvo una gran rotura hepática, lo que produjo un sangrado masivo en la cavidad abdominal, con alto riesgo de muerte. Se identificaron los puntos que sangraban y fueron ocluidos por vía endovascular, procedimiento llamado embolización. Era indispensable intervenir lo antes posible, porque además de estar inestable, tenía alto riesgo de rotura completa del hígado. Veinte minutos después de haber llegado en el helicóptero, ya había sido tratada, evitando así una cirugía de mayor complejidad”.
Luego, estuvo tres semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica, tiempo que fue complicado, según recuerda Deborah: “Todos los días aparecía un nuevo problema de salud y cada uno era abordado con los mejores especialistas y exámenes, incluso una sicóloga experta en estrés postraumático trabajaba con ella todos los días. Entonces, cuando la dieron de alta, salió impecable. Estamos súper agradecidos porque no solo son eficientes y con la mejor tecnología, el personal es muy cercano y tranquilizador, hicieron esta estadía, que no fue fácil, mucho más agradable”.
Sara no olvida el mes completo que estuvo hospitalizada: “Quiero agradecerle a las auxiliares y enfermeras porque eran muy cariñosas y tiernas. Me dejaron tener la pieza repleta de peluches, cartitas y fotos. Una de ellas hacía libros y venía todas las noches a contarme historias”, cuenta.
A un año de este grave accidente y gracias a la atención médica y sicológica recibida, Deborah asegura que su hija está recuperada y no descartan volver a esquiar en estas vacaciones de invierno, al menos Sara sí quiere ir.