Calidad de vida: los beneficios de reírse

Existe una serie de fenómenos positivos relacionados con la risa y el buen humor, como la disminución del estrés y el dolor.

Por Clinica Alemana dic. 10, 2017, 21:00

Un meme, una comedia o una situación divertida pueden causar risa, la que generalmente surge de manera espontánea. Conocer el impacto de esta reacción a nivel orgánico y psicológico ha motivado diversos estudios y, si bien no existe consenso sobre el alcance de sus efectos en la salud, sí se ha visto que tiene algunos beneficios indiscutibles.

De acuerdo a Solange Anuch, psicóloga de Clínica Alemana, a nivel mental, reírse produce una sensación de bienestar, relajo y excitación energética que estimula la actividad y el comportamiento productivo. Además, favorece el encuentro social y el intercambio positivo. En tanto, en los equipos de trabajo, se ha visto que genera mayor adherencia y compromiso a los objetivos laborales.

Esto tiene relación con una serie de fenómenos fisiológicos gatillados por la risa y el buen humor. “Hay parámetros biológicos objetivos que al reír se alteran positivamente, por ejemplo, disminuye la concentración en la sangre de la hormona del estrés (cortisol) y aumenta la liberación de dopamina, serotonina y endorfina, sustancias relacionadas con el estado de ánimo y opiáceos naturales que mitigan el dolor, lo que beneficia el bienestar general”, explica.

Reírse produce una sensación de bienestar, relajo y excitación energética que estimula la actividad y el comportamiento productivo.

Según una publicación de Clínica Mayo, la risa también tiene beneficios como mejorar el sistema inmune, aumentar la satisfacción personal y ayudar a reducir la depresión y la ansiedad.

En cuanto a su aporte en el manejo de ciertas patologías, la psicóloga explica que “si bien hay publicaciones científicas que sostienen que la risa puede ser coadyuvante en el tratamiento de enfermedades, otras dicen que no existe evidencia concluyente al respecto. Sin embargo, lo que no es discutible es que, a nivel clínico, se observan cambios positivos cuando los pacientes pasan por periodos de alegría y buen humor. Aunque sea por unos segundos, reírse tiene fuerza suficiente para desplazar la angustia y el dolor”, afirma Solange Anuch.

¡A reír más!

En la infancia, la risa suele estar presente en los juegos y diferentes ámbitos de la vida, pero a medida que se va creciendo esto comienza a cambiar. Al respecto, Solange Anuch explica que los niños suelen reírse más porque racionalizan menos las circunstancias, actúan con una espontaneidad que facilita el humor. En la adultez, cuando se ingresa al mundo de la intelectualización, de lo correcto e incorrecto, de los paradigmas sociales, son más las variables que median entre el estímulo y la risa.

Sin embargo, cuando se envejece, a veces la risa vuelve a inundar más espacios de la vida. “Los ancianos sanos también sonríen más, lo que aparentemente tiene que ver con que ellos reordenaron sus vidas y prioridades, descubrieron el genuino valor de la felicidad y el encuentro. Además, se sienten mucho más libres de los mandatos sociales y los estándares de éxito no los reprimen; ya vienen de vuelta y quieren disfrutar al máximo los años que quedan”, agrega.

Por eso, la invitación es a buscar más momentos de risa y humor. Algunos consejos para encontrar estas instancias son:

 

 

En los encuentros familiares o con amigos, contar anécdotas o chistes, realizar actividades lúdicas.
Al ir al teatro o cine, preferir las comedias.
Leer caricaturas.
Reunirse con personas divertidas y creativas (livianitas).
No tomarse todo tan en serio. Es importante aprender a reírse más de las propias situaciones.
Hacer actividades recreativas, como bailar, practicar deportes, jugar a las cartas, porque son ambientes donde hay una libertad natural que permite jugar.

Equipo de Psicología