Disfonías, nódulos y pólipos vocales son algunas de las afecciones más frecuentes de la laringe que se producen por esta causa.
Gritar en una sala de clases, cantar todos los días a un volumen alto o carraspear frecuentemente, puede desencadenar una serie de enfermedades relacionadas con la voz.
Las doctoras Loreto Bustosy Viviana Valenzuela, otorrinolaringólogas del Comité de Voz de Clínica Alemana, describen las patologías más comunes producidas por un uso incorrecto de las cuerdas vocales, estructuras ubicadas en la laringe:
- Disfonía: es la alteración o cambio en el tono o calidad de la voz. En la mayoría de los casos, la causa es un mal uso o abuso vocal (demasiado esfuerzo). Existen dos tipos de disfonías: las funcionales y las orgánicas. En las primeras no existe una lesión anatómica evidente de las cuerdas vocales y en las segundas sí.
Se debe consultar a un especialista cuando la pérdida parcial de la voz persiste por dos semanas o más, ya que en estos casos puede haber un problema orgánico secundario al uso inadecuado de esta o lesiones de mayor gravedad. Existen pacientes con alteraciones psicológicas que derivan en disfonías frecuentes o persistentes, las que también deben ser evaluadas. - Nódulos: tejidos de tipo calloso que se alojan en las cuerdas vocales. Habitualmente, son por un mal uso crónico de estas. Es la patología orgánica benigna más frecuente entre los pacientes con disfonía, ya que representa entre un 17 y 24% de los casos. Predomina en mujeres de 20 a 50 años. En la infancia, afecta más a los niños que a las niñas.
- Pólipo vocal: inflamación o protuberancia de mayor tamaño que un nódulo y, a diferencia de estos, suelen ser unilaterales. Es el principal motivo de cirugía de las cuerdas vocales. Cuatro de cada cinco casos se producen en varones de entre 30 y 50 años.
Tratamientos para enfermedades de la laringe
Los procedimientos para curar o aliviar los síntomas de las enfermedades vocales van desde un simple reposo y tratamiento fonoaudiológico hasta una cirugía, ya que depende de la patología de base, la condición, edad y profesión del paciente.
Las doctoras Bustos y Valenzuela explican que en algunos pacientes, el tratamiento puede ser tan simple como hacer que la voz descanse. En casos más complejos o prolongados, se indica una terapia a cargo de un fonoaudiólogo especialista, para que el paciente aprenda a utilizar y mejorar la técnica vocal. En casos específicos, se puede necesitar una operación quirúrgica para tratar los nódulos, pólipos o quistes.
¿Cómo saber si se padece de alguna afección vocal?
Quedar disfónico luego de un concierto o de un partido de fútbol, puede suele ser normal y transitorio, en cambio experimentar una pérdida de voz habitualmente durante el día o en las noches, puede ser un claro indicio de que se sufre de algún tipo de problema vocal.
La doctora Bustos sostiene que son más susceptibles de desarrollar estas afecciones quienes, por su profesión, utilizan la voz muy seguido, como los profesores, cantantes, actores, entre otros.
Otros factores que pueden generar una mayor tendencia a padecer problemas en las cuerdas vocales son hablar rápidamente o a un volumen alto, carraspear con frecuencia, gritar o susurrar mucho.
Además, hay otros agentes externos que pueden afectar la voz, como ser fumador, beber líquidos demasiados fríos o calientes, comer comidas muy picantes o condimentadas, y usar aire acondicionado. Se puede sospechar de una afección vocal cuando hay:
- Dificultad para hablar al levantarse o experimentar al final del día una pérdida de voz.
- Ronquera persistente en el tiempo o que ocurre varias veces en un periodo corto.
- Incapacidad para hablar a un volumen bajo.
- Pérdida total o parcial de la voz tras un discurso extenso, o terminar una frase larga con un volumen bajo.
“En muchos casos, esos síntomas pueden acompañarse de otros como dolor de garganta, catarros, venas marcadas en el cuello al hablar, sequedad de boca y falta de aire en las emisiones. Se recomienda una evaluación de las cuerdas vocales en aquellos pacientes que presentan disfonías frecuentes o persistentes”, concluye la doctora Valenzuela.