Su ingesta elevada aumenta el riesgo de varias enfermedades, entre ellas las cardiovasculares. Una opción es reemplazarla por cloruro de potasio.
El sodio, presente principalmente en la sal, ayuda al cuerpo a funcionar adecuadamente, sobre todo a los nervios y músculos. Sin embargo, su consumo excesivo puede ser muy dañino.
Rinat Ratner, nutricionista de Clínica Alemana, explica que “los componentes de la sal -el sodio y el cloro-son fundamentales para mantener el equilibrio de los fluidos del organismo. Además, en Chile, la sal está fortificada con yodo, lo cual contribuye a prevenir las enfermedades derivadas del déficit de este mineral, como por ejemplo el bocio”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir un máximo de cinco gramos de sal por día, es decir, un poco menos de una cucharadita de té. “Esto incluye la sal que se utiliza para cocinar y la que se adiciona industrialmente en casi todos los alimentos”, precisa la nutricionista.
Sin embargo, en Chile, el promedio de consumo de sal es de nueve a doce gramos por día, dos veces más de lo recomendado, lo que favorece la aparición de múltiples patologías.
“La ingesta excesiva de sodio aumenta la presión arterial, contribuye a la formación de cálculos renales, estimula la aparición de enfermedades óseas -porque favorece la eliminación de calcio a través de la orina-, incrementa la eliminación de albúmina por la orina, factor de riesgo cardiovascular, y aumenta las posibilidades de padecer cáncer gástrico”, sostiene la especialista.
Si bien la sal es la principal fuente de sodio en la alimentación, advierte que hay otros productos que son ricos en este mineral, por lo que también es necesario evitar su consumo excesivo. Entre ellos se encuentran:
- Salsa de soya
- Sopas de sobre
- Calugas concentradas de sopas
- Cecinas
- Snacks salados
- Comidas rápidas
- Quesos maduros
Cómo disminuir el consumo de sal
Una de las principales medidas para reducir la ingesta de sal es utilizar otros productos que puedan reemplazar su sabor. “Se podría mezclar la sal con uno o más aliños, como orégano, albahaca, pimienta, laurel, comino, eneldo, romero, perejil y paprika”, ejemplifica Rinat Ratner.
Otra manera efectiva es preferir alternativas que reemplacen parcial o totalmente el cloruro de sodio por el de potasio, como las sales light.
“Son excelentes opciones para disminuir el consumo de sodio. Además, aumentar la ingesta de potasio produce un significativo efecto en la reducción de la presión arterial. Eso sí, aquellos pacientes con enfermedades renales deben consultar a su médico y a un nutricionista para evaluar si pueden ocuparla”, advierte la especialista y agrega que, en términos generales, se aconseja limitar la ingesta a entre cuatro y seis gramos por día.