Aumentar el número de personas que se comprometen a realizar un aporte permanente, es fundamental para avanzar en cobertura y calidad.
Nuestro país tiene una importante deuda pendiente en materia de donación de sangre. Mientras que la tasa necesaria para lograr un equilibrio entre los aportes y demanda por este recurso esencial para la salud es de 30 donantes por cada mil habitantes, según cifras internacionales, en Chile esta proporción llega a apenas 14 por cada mil habitantes.
Un escenario desafiante en el cual tiene lugar el Día del Donante de Sangre que se celebra internacionalmente cada día 14 de junio, y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora este año con el lema:
“Date a los demás, dona sangre y comparte vida”.
Y junto con revertir el déficit en términos de los volúmenes aportados a los bancos de sangre, los especialistas destacan que el principal desafío está en incentivar la donación voluntaria y de carácter permanente. En efecto, lograr que una cantidad creciente de personas se comprometan a dar sangre periódicamente ayuda a cumplir dos objetivos esenciales: fortalecer la disponibilidad en el momento oportuno y aumentar los niveles de seguridad al reducir los riesgos de transmisión de enfermedades.
En Chile, se estima que sólo alrededor de un 10% de las personas que donan sangre una vez en podrían volver a repetir esta acción, en tanto la tasa de donantes comprometidos de manera permanente –también llamados donantes altruistas– fluctúa entre un 20% y 30%.
“En nuestra sociedad ha costado mucho crear conciencia sobre la donación. Y se ha avanzado poco, y muy lento, en cuanto a internalizar el concepto de por qué es necesario este cambio en la seguridad de la sangre”, indica la doctora Alicia Anderson, jefe de departamento Laboratorio Clínico, Banco de Sangre y Anatomía Patológica de Clínica Alemana.
La OMS ha establecido que si el 1% de la población de un país es donante comprometido y permanente en un sistema solidario o altruista, se puede mantener el nivel adecuado para atender las urgencias y todos los pacientes. “De esta forma, habría un stock estable. Y debemos promover la donación por voluntarios que lo hagan repetidamente, porque ellos conocen las conductas de riesgo y nosotros los resultados de sus exámenes en el tiempo”, señala la especialista.
A pesar de que la sangre donada es sometida a una serie de exámenes de laboratorio –como test de VIH, hepatitis B y C, sífilis, chagas y HTLV– en ellos existe un riesgo técnico conocido como período de ventana en el cual la enfermedad es indetectable. Ante esta eventualidad, los profesionales de la salud entrevistan a los donantes para determinar su grado de exposición a esas infecciones. “La sangre no es segura. Por eso, no es lo mismo donarla con el apremio de la necesidad de un paciente que llega a la urgencia, que hacerlo en forma periódica y en conciencia respecto de si ha tenido conductas de riesgo o no”, indica la especialista.
Campaña de Clínica Alemana
Es en función de estos desafíos que Clínica Alemana realizará durante el mes de junio un conjunto de acciones de sensibilización en la comunidad hacia las colectas de sangre, proyectando la línea de trabajo que inició en 2013.
“Buscamos que las personas conozcan y experimenten el proceso, y que después puedan ser donantes permanentes”, señala la doctora Anderson sobre la campaña institucional que tiene como lema: Regala vida, dona sangre.
Entre los énfasis de la iniciativa está la difusión en distintos ámbitos de la sociedad, como es el caso de los jóvenes estudiantes de educación superior.