La exposición a una mayor radiación UV en altura y en conjunto a las oscilaciones térmicas ponen en riesgo la salud cutánea.
En la temporada invernal que tiene lugar en los centros de montaña y la nieve, la combinación de la alta radiación UV y la menor protección propia de la atmósfera en altura pueden implicar daños para la piel. Los especialistas advierten que la exposición al sol en estos ambientes puede ser más riesgosa que en la playa o la ciudad en verano, por lo cual una adecuada defensa cutánea resulta indispensable.
“En la nieve, hay varios factores que influyen como los rayos UV, que son más intensos en ese entorno y se reflejan en un 80%. A esto, se suma el hecho de estar en lugares cordilleranos en los cuales la atmósfera es menor y, por lo tanto, tiene un menor efecto protector. Es por eso que por cada mil metros de altura en relación al nivel del mar, el daño aumenta en un 15%”, explica la doctora Francisca Daza, dermatóloga estética de Clínica Alemana.
Los factores de riesgo no se limitan a la radiación solar, ya que las oscilaciones térmicas propias de esta época también pueden dañar la piel. Por un lado, las bajas temperaturas “producen una vasoconstricción importante” que disminuye el aporte de oxígeno e incide en el retardo del recambio celular, lo cual puede implicar que el cutis se vea enrojecido o grisáceo. Y, en el otro extremo, la calefacción en los centros invernales a un nivel intenso puede “contribuir a la deshidratación”.
Posibles efectos
La ausencia de medidas de protección adecuadas somete a la piel a distintas consecuencias en el corto y largo plazo. En el escenario más inmediato, destacan las quemaduras y la generación de enfermedades como fotodermatosis, rosácea y lupus, advierte la especialista.
En una perspectiva más amplia, entre los impactos más relevantes se encuentran el “foto envejecimiento o envejecimiento prematuro, con implicancias como las arrugas y el aspecto amarillo en la piel”, subraya. Y advierte que entre las repercusiones más graves por exposiciones a la radiación solar durante tiempo prolongado está la posibilidad de que “se desencadene un cáncer en la piel”.
Recomendaciones básicas
Para evitar los estragos que puede provocar la nieve en la piel, la doctora Daza señala que la recomendación básica es “abrigarse lo suficiente para que no haya un cambio de temperatura en las partes más expuestas como la cara, orejas, ojos y manos, usando los implementos adecuados”.
Con este objetivo recomienda las gafas con protección UV comprobada y que, dentro de lo posible, tengan un diseño cerrado en sus costados laterales. La especialista en dermatología estética también destaca la importancia de “usar protector solar e hidratar la piel” antes de salir al exterior y repetir su aplicación cada dos horas.
Cuidado de los labios
Un ámbito que requiere especial atención en los meses de invierno es el cuidado de los labios, cuya deshidratación se incrementa con el frío, un ambiente seco y el viento. Una condición que empeora cuando se respira por la boca al tener la nariz tapada –por ejemplo, por causa de un resfrío-, y frente a cambios bruscos de temperatura que obstruyen la normal circulación sanguínea en esa zona de la cara.
La sequedad excesiva de la mucosa labial potencia la descamación, agrietamiento y sangramiento que puede llevar a heridas e incluso infecciones. Asimismo, puede reactivar el herpes labial que se manifiesta con pequeñas vesículas que se rompen y producen heridas muy dolorosas.
Al respecto, advierte que la práctica común de tratar de hidratar los labios con la propia saliva no representa una solución, debido a que ésta tiene un efecto corrosivo ya que contiene enzimas que degradan y rompen la mucosa labial.
La doctora Daza indica que el maquillaje labial sí ayuda a combatir los efectos del frío al crear una película protectora, agregando que algunos productos incluyen agentes hidratantes.
En el caso de aplicar cremas, se sugiere que éstas contengan agentes hidratantes, emolientes y protectores, como es el caso de las ceramidas, pantenol, manteca de karité, camomilla, escualeno, lanolina, aceite de germinado de trigo y vitamina E.
Cuidados del cabello
Es importante evitar el contacto del cabello con el agua como, por ejemplo, de las piscinas temperadas y no lavar el cabello tan seguido sino más bien día por medio o cada dos.
“Para el brillo se recomienda consumir alimento ricos en biotina y zinc que ayudarán a nutrirlo fomentando la división y crecimiento celular. Estos se pueden encontrar en el huevo, salmón y frutos secos”, explica la especialista en dermoestética.
En el caso de ocupar planchas para alisar el pelo esta se debe ocupar en cabello seco debido a que se deñará más si se encuentra húmedo. Al contrario de lo que se piensa sobre el alisado de keratina para esta estación no se recomienda hacerla seguido ya que seca y quema el cabello.