La depresión invernal es una variante de un cuadro depresivo recurrente (va y viene), donde los episodios se dan preferentemente en invierno y cuya causa primordial es una vulnerabilidad biológica específica a periodos cortos de luz diurna, como ocurre en dicha estación del año.
Cambios de ánimo, ansiedad, deseos de comer y la incapacidad de disfrutar podrían obedecer a un cuadro depresivo propio de la temporada invernal.
La depresión invernal es una variante de un cuadro depresivo recurrente (va y viene), donde los episodios se dan preferentemente en invierno y cuya causa primordial es una vulnerabilidad biológica específica a periodos cortos de luz diurna, como ocurre en dicha estación del año.
“En invierno nos afecta la menor cantidad de horas de luz y esto se acentúa en personas con mayor sensibilidad”, asegura el doctor Guillermo Gabler, psiquiatra de Clínica Alemana. Las personas con una mayor sensibilidad pueden desarrollar lo que se denomina trastorno afectivo estacional (TAE) y tiende a presentarse con más frecuencia en mujeres.
Generalmente, este cuadro se inicia después de los 20 años y entre un 5 y 7% de las mujeres a nivel mundial lo padecen. En tanto, los episodios más severos tienden a darse en personas con antecedentes de trastorno del ánimo o de sufrimientos anímicos no estacionarios.
“Las depresiones son cuadros clínicos caracterizados esencialmente por baja de ánimo (fatiga y tristeza) y anhedonia (dificultad de disfrutar) que obedecen a factores biológicos (los neurotransmisores, la neuroquímica, la neurobiología y la herencia genética); psicológicos (duelos, experiencias traumáticas) o sociales (desempleo, falta de soporte social)”, explica el doctor Héctor Duque, psiquiatra de Clínica Alemana.
¿Cómo distinguir TAE de una depresión?
Al comienzo el trastorno afectivo estacional presenta características clínicas inversas a las depresiones comunes.
“Las personas tienden a desarrollar hipersomnia (dormir mucho), sufren un desgano físico importante, comen mucho, especialmente, carbohidratos y dulces. Luego, vienen los signos propios de toda depresión: empieza la anhedonia, el síndrome de incapacidad de disfrutar”, comenta el doctor Duque.
En tanto, los psiquiatras coinciden en que el diagnóstico es de exclusión, es decir, se deben descartar otras formas de depresión que también pueden manifestarse coincidentemente en invierno, pero que no obedecen, principalmente, a factores biológicos. Asimismo, este estado del ánimo debe permanecer por más de una semana y, según convenciones internacionales, se diagnostica si la persona lo ha vivenciado por más de dos años consecutivos en temporada invernal y que con la llegada de la primavera pasa.
¿Qué relación existe entre el TAE y la luz?
Esta menor cantidad e intensidad de luz natural afecta el funcionamiento químico de algunos neurotransmisores y de la melatonina en el organismo. “Las personas necesitan 20.000 lux (unidad de intensidad de iluminación). A diferencia de la vitamina D, que se activa y estimula en la piel, estos receptores se encuentran en la retina. En un día de verano esta dosis la conseguimos en una hora, mientras que en invierno se requiere de mucho más tiempo”, asegura el doctor Guillermo Gabler.
¿Qué hacer?
Si existen dudas de estar presentando este cuadro, lo primero es consultar con un especialista para su tratamiento. Uno de los métodos que utilizan los psiquiatras para combatir los síntomas es la luminoterapia, que imita la luz exterior. Consiste en la exposición a la luz blanca a través de un box lumínico con lámparas especiales. Se colocan a 90 cm. de distancia del cuerpo, apuntando de manera indirecta hacia la retina por un periodo que va desde los 30 minutos a una hora diaria, de preferencia en las mañanas.
El Centro de Dermatología de Clínica Alemana tiene los equipos para administrar la fototerapia con el fin de incrementar el bienestar de quienes padecen este trastorno emocional.