Las rabietas no sólo tienen relación con la aceptación de normas, si no con la necesidad de seguridad y consistencia en el entorno y, por ende, seguridad en sí mismos.
Habitualmente, se le llama rabietas o pataletas a la reacción de rabia frente a la frustración por algún límite que ponen los adultos a un niño. “Estas actitudes ocurren de forma normal durante el desarrollo en un período de edad entre los dos y cuatro años como parte de lo que se denomina período de oposicionismo”,
explica el doctor Alfonso Correa, psiquiatra infantil de Clínica Alemana.
Asimismo, el especialista agrega que se trata de reacciones de descontrol conductual intenso, generalmente es autolimitado en un tiempo variable entre pocos minutos hasta una a dos horas. Entre las actitudes que se pueden distinguir en una pataleta se
encuentran:
- Llanto
- Gritos
- Pataleo
- Ofuscación
Las pataletas en los niños ocurren, porque los niños aún no tienen los elementos de elaboración de la rabia ni de seguridad respecto a las consecuencias de sus actos. “Tiene relación con la dificultad para reconocer los límites, una búsqueda de seguridad y de evaluar qué tan seguro es el límite que se les está poniendo o el límite que es natural a las circunstancias del vivir humano”,
asegura el experto.
“Las rabietas no sólo tienen relación con la aceptación de normas, si no con la necesidad de seguridad y consistencia en el entorno y, por ende, seguridad en sí mismos”, agrega.
Recomendaciones para enfrentar las pataletas
Es posible que, el desarrollo de un nuevo estilo de vida producto de la pandemia haya potenciado las pataletas en los niños. Lo anterior, porque se han visto más expuestos a cambios que les han demandado un mayor esfuerzo de adaptación.
Además, se ha prolongado un estado con mayores limitaciones y los menores no siempre van a entender los motivos. “Esto, efectivamente puede aumentar el nivel de irritabilidad basal y aumenta también el nivel de incertidumbre, más aún si los padres también están sobrepasados, tensos o irritables”,
comenta el doctor Correa.
En este contexto, la recomendación es tomar estos episodios con calma y comprender su naturaleza. “Siempre hay que buscar anticiparse a la pataleta, prevenirla comprendiendo los momentos en que el hijo está con mayor irritabilidad, sueño, hambre u otra incomodidad que lo predispone a tolerar menos la frustración”, dice el psiquiatra infantil.
Según el especialista, en general, se aconseja más acompañar el proceso de calmarse, pero sin refuerzos positivos ni negativos, es decir, no insistir al niño en que debe calmarse, ni retar, ni amenazar en una
escalada creciente que no llevará a nada. Tampoco es bueno sobornar con posibles premios si se clama.
6 tips para dar seguridad a nuestros hijos en una pataleta
- Ser modelo de clama en cómo el adulto reacciona frente a la rabieta del hijo
- Si la frustración a la que está expuesto el hijo o hija es necesaria o inevitable, simplemente mantener el límite y acompañar en el proceso de calmarse, poco a poco, sin apurar y sin refuerzos
- Si se logra anticipar la situación de frustración, antes de la pataleta, se puede ayudar al niño a identificar su emoción y luego cambiar el foco de atención
- Tener previamente designadas aquellas situaciones en las que corresponderá sacar al niño de la circunstancia en la que esté descontrolado y llevarlo a aquel lugar de calma pre designado para ello
- Ser lo más consistentes posibles en cumplir lo que se les dice, porque eso trasmite seguridad, que es lo que buscan y necesitan, especialmente en esta etapa del desarrollo
- Al terminar la pataleta se puede hablar sobre lo ocurrido, ayudándole a ver lo que sintió y cómo logró calmarse
“El manejo adecuado de este período es esencial para el desarrollo futuro, puesto que permite ser la base sobre la que el niño fortalece la seguridad en sí mismo y conoce y acepta las limitaciones a las que estamos expuestos durante la vida”, cierra.