Tienen más propensión a sufrir desgarros quienes llevan una vida sedentaria, porque sus fibras musculares están más debilitadas. También, personas que se alimentan mal porque la capacidad contráctil de las fibras del músculo son más débiles.
Un dolor local muy intenso, como un tirón, y que al más mínimo movimiento se acentúa: el desgarro muscular generalmente se presenta durante la actividad física, y es más frecuente en personas que hacen ejercicio esporádicamente, que en deportistas de alto rendimiento.
Cuando hay un golpe de por medio, que afecta la masa muscular estamos frente a un desgarro por contusión, que produce una rotura irregular en el músculo de variable tamaño y segmento, según la lesión. Estas lesiones se asocian a deportes de contacto, como el fútbol o basquetbol.
En tanto, los desgarros musculares por distensión o tensión son más prevenibles y se dan mayoritariamente en grupos musculares de extremidades inferiores, como el cuádriceps (músculo ubicado en la cara interior del muslo) y el isquiotibial (músculo ubicado en la región posterior del muslo). Se habla entonces de una fatiga muscular asociada a una práctica deportiva de alta intensidad que excede temporalmente la capacidad del músculo.
Tienen más propensión a sufrir desgarros quienes llevan una vida sedentaria, porque sus fibras musculares están más debilitadas. También, personas que se alimentan mal o están desnutridas, porque la capacidad contráctil de las fibras del músculo son más débiles.
En ambos casos, la primera recomendación ante un desgarro muscular es detener la actividad física. Se puede aplicar frío local, elevar la extremidad y con una venda comprimir la zona que está comprometida. Posteriormente, hacer reposo.
Es importante acudir a un traumatólogo o médico deportólogo para un diagnóstico, el que se logra con la historia clínica del paciente y el examen físico. Habitualmente se solicita un examen de imágenes (ecotomografía o resonancia en casos específicos), que es capaz de mostrar la severidad de la lesión.
Gran parte de los desgarros musculares se solucionan con reposo relativo, analgésicos y relajantes musculares. Sin embargo, habitualmente es necesaria una derivación a un tratamiento de kinesiterapia tendiente a desarrollar estrategias terapéuticas que logren un mejor proceso de cicatrización muscular y que además permita evitar la atrofia muscular y la perdida de la condición física del deportista. Esto se realiza mediante la aplicación elementos de fisioterapia, masajes y con ejercicios que fortalecen los músculos y que ayudan a recuperar la flexibilidad.
¿Cómo se previene un desgarro muscular?
- Ser constante y mantener una actividad física de forma regular.
- Antes de cualquier actividad física, calentar entre 5 a 10 minutos con trote o haciendo bicicleta estática de forma moderada. Repetir la secuencia luego de finalizado el ejercicio.
- Elongar antes y después.
- Si hay un tirón o se siente un pinchazo hay que suspender el ejercicio.
- Tomar agua o bebidas isotónicas durante la actividad física para mantenerse hidratado.