El envejecimiento es un proceso biológico normal. Terminemos con los estigmas y estereotipos que esto conlleva para alcanzarlo de forma exitosa.
El envejecimiento es un proceso biológico normal en la vida de todos los seres humanos, desde el momento en que nacemos. Por diferentes motivos, a lo largo de la historia se han desarrollado estereotipos que hacen alusión
a que los adultos mayores son frágiles y dependientes. Hoy en día, estos se consideran obsoletos y discriminatorios.
“Esto no debería ser aceptado, considerando que nuestra población es cada vez más longeva y debemos adaptar nuestros sistemas sociales y de salud a tal proceso”, dice el doctor Francisco Ibarra, internista y experto en medicina preventiva y antienvejecimiento de Clínica Alemana.
En este contexto, el especialista propone que “una visión platónica del envejecimiento es más asertiva, es decir, con una postura positiva, de respeto y elogio a personas de máximo juicio, sagacidad, experiencia y prudencia”.
“Los años adicionales de vida son una gran oportunidad tanto personal como para la sociedad, especialmente si constituye un tiempo de calidad con salud y un buen entorno alejados de cualquier discapacidad”, agrega.
Por esto, es fundamental potenciar a temprana edad la idea de que cada persona es dueña de su vida y su proceso de envejecimiento, desde el momento en que comienza a tomar las riendas de su vida en la adolescencia.
“Es primordial la educación de los padres y los sistemas educativos. Asimismo, el personal de salud siempre debe fomentar la autonomía del paciente en su autocuidado y en elegir un estilo de vida peculiar y saludable. Debemos incentivar
además que cada paciente tenga su propósito vital, que los ayude a valorar la vida y la búsqueda permanente de un estado de bienestar ”, dice.
Los adultos mayores son un grupo diverso. Y es que, no son todos iguales, no tienen las mismas necesidades ni aspiraciones, por lo que se vuelve imperante que nuestros sistemas de salud y socioculturales se adapten a cada uno de ellos, logrando así
una sociedad para todas las edades, sostiene el doctor Ibarra.
Tipos de envejecimiento
El concepto de envejecimiento se define como un proceso biológico de cambios que puede ser enfrentado desde un punto de vista global del organismo como la suma de todas las variaciones involutivas que llevan a la adultez mayor, con potencial
pérdida de la autonomía y fallas del funcionamiento hasta que se hacen incompatibles con la vida, explica el especialista.
“Pero también se debe considerar que el envejecimiento se puede enfrentar como procesos biológicos a nivel celular, de órganos o sistemas y cuyo desarrollo es heterogéneo y comienza apenas se alcanza el desarrollo de cada órgano, algunos desde la primera infancia, otros en la adultez jóven . En ese sentido, podemos decir que comenzamos a envejecer desde que nacemos y la velocidad con que ocurre este proceso está determinado genéticamente y modificada por nuestros hábitos y ambiente ”, agrega.
Dicho esto, podemos identificar dos tipos de envejecimiento: fisiológico y patológico. El primero, es el deterioro progresivo y esperable del efecto del paso del tiempo sobre nuestros procesos biológico.
Mientras que, en el segundo, la interacción entre el ambiente, diferentes estilos de vida no saludables, la aparición de enfermedades y una diversa base biológica-genética determinan un envejecimiento acelerado.
En esta línea, el experto en antienvejecimiento asegura que, a pesar de que se trata de un proceso inevitable, se puede realizar la promoción de una vida más longeva y de calidad, realizando una serie de intervenciones
integrales desde temprana edad.
“Debemos diferenciar que, si bien la longevidad ha ido aumentando, otra cosa es reducir la carga de enfermedad. Así, ha pasado que las personas viven más, pero a cuesta de muchas enfermedades crónicas. El desafío es promover adultos mayores autónomos y libres de enfermedad. Pero esto no es azaroso, sino que implica un trabajo personal y social arduo e intrincado ”.
Tercera edad en pandemia
La pandemia por Covid-19 ha tenido un tremendo impacto en el envejecimiento de las personas, asociado a:
- Aumento de los niveles de estrés por la incertidumbre.
- Exceso de trabajo.
- Cambio de rutinas.
- Cuarentenas prolongadas.
- Alteraciones del sueño.
- Cambio de hábitos de alimentación.
- Abuso de alcohol y tabaco.
- Aumento de peso y la eventual aparición de factores de riesgo cardiovascular.
- Mayor sedentarismo.
- Suspensión o retraso de la resolución de diversos problemas de salud.
Todo lo anterior, sumado a la presencia del virus, “ha generado un deterioro de la salud general de muchas personas, sin contar otros determinantes sociales como el aumento de la pobreza y el resultado en el acceso a servicios
básicos y de salud”, asegura el internista de Clínica Alemana.
De acuerdo con el especialista, hay mucho por hacer para disminuir el impacto que ha tenido la crisis sanitaria en nuestros adultos mayores. De esta forma, son 5 los puntos que se vuelven más relevantes:
Destacar en cada uno de ellos el valor de seguir vivos y bien a pesar de las circunstancias, volver a valorar lo fundamental. Promover los estilos de vida saludables y el autocuidado. Insistir en mantener un estado de salud mental adecuado. Sin miedos, ansiedades o depresión. Fomentar la actividad física al aire libre; la naturaleza tiene un rol curativo por si mismo. Educar sobre pedir ayuda a tiempo cuando los mecanismos propios han fallado. Para ello se deben conocer las alertas, por lo que la educación es fundamental en todo nivel. Desconectarse del exceso de información negativa, buscar el apoyo y una buena comunicación con el entorno.
Finalmente, el doctor Ibarra reconoce que también debemos comenzar a adaptarnos a un mundo que está cambiando para siempre.