La audiometría es uno de los exámenes que más ayuda a caracterizar la magnitud de una pérdida auditiva y su localización.
La audición es uno de los cinco sentidos de los seres humanos y si comienza a perderse, puede afectar considerablemente la calidad de vida de las personas. Cuando perdemos nuestra capacidad de oír, tenemos repercusiones en diferentes ámbitos del que hacer diario, como participar de una reunión de trabajo, disfrutar de una comida familiar, o dificultades en el aprendizaje escolar y adquisición del lenguaje.
Existen diferentes motivos por los que una persona podría perder la audición, entre los que se encuentran:
- Desgaste auditivo por edad (presbiacusia)
- Exposición excesiva a ruidos
- Causas genéticas
- Medicamentos
- Enfermedades autoinmunes
- Enfermedades del oído medio
- Tapones de cerumen
Dependiendo de la enfermedad que se sospeche y de la edad del paciente, existen distintos exámenes que se pueden realizar para evaluar la audición y determinar la causa de su deterioro. La audiometría es uno de los exámenes que más nos va a ayudar a caracterizar la magnitud de una pérdida auditiva y su localización. Es un examen ambulatorio e indoloro, que dura alrededor de 20 minutos y no requiere de ningún tipo de preparación ni acompañamiento, en el caso de los adultos.
Es efectuado por un tecnólogo médico, quien evaluará la capacidad de escuchar que tiene el paciente, emitiendo sonidos a diferentes frecuencias en cada oído por separado, explica el doctor Andrés Finkelstein, otorrinolaringólogo de Clínica Alemana.
Asimismo, el especialista agrega que el examen evalúa la audición de los pacientes producto de la conducción aérea, vale decir, cuando el sonido estimula el oído interno, viajando a través del conducto auditivo; o la conducción ósea, que ocurre cuando el sonido viaja a través de los huesos del cráneo. De esta forma, en caso de haber una alteración, permite tener una ubicación de dónde está el problema.
¿Cuándo debo realizarme una audiometría?
Una audiometría se puede hacer en la medida que el paciente coopere con el examinador, por lo que habitualmente se puede realizar desde los cuatro años hasta la adultez. También se puede intentar en niños más pequeños dependiendo la opinión del médico y la condición que se sospeche. El examen se realiza a petición del médico, cuando se sospechan problemas auditivos que requieren ser evaluados y cuantificados, que no se explican por algo corregible en la consulta (como lo es un tapón de cerumen).
Así, el especialista reconoce cuatro niveles de pérdida auditiva: leve, moderada, severa y profunda.
El tratamiento va a depender de muchos factores, como lo son la causa de la pérdida, la magnitud, la edad del paciente, la repercusión en calidad de vida (laboral, social, académica), entre otras. Dentro de éstos tratamientos se encuentran medicamentos, cirugías, y el uso de audífonos según requiera el caso.