La manera en que caminan los niños evoluciona con la edad, por lo que entendemos la cojera como cualquier alteración del patrón normal de la marcha, esperada para la edad del niño.
La manera en que caminan los niños evoluciona con la edad, por lo que entendemos la cojera como cualquier alteración del patrón normal de la marcha, esperada para la edad del niño. Según lo comentado por la doctora Mónica Tiznado, traumatóloga infantil de Clínica Alemana, “un patrón de marcha adulto se logra alrededor de los siete u ocho años, antes de eso lo mejoran progresivamente, logrando que sea más constante, regular y equilibrado”.
¿Cómo saber si la marcha de mi hijo es normal o cojea?
Para que la marcha de un niño progrese con normalidad, se requiere de un adecuado desarrollo neurológico y músculo esquelético, así como coordinación y equilibrio.
En este contexto, es importante entender que el ciclo de la marcha considera dos fases: de apoyo y de balanceo. La fase de apoyo representa el 60% del ciclo y es aquella en que el pie está en contacto con el suelo, vale decir, apoyo del talón, planta y despegue, mientras que la fase de balanceo es el periodo que comprende desde que el pie se eleva del suelo hasta que vuelve a apoyarse.
“Cuando un niño cojea, vemos que disminuye la fase de apoyo del pie o la extremidad afectada. El niño acorta la fase de apoyo, la hace mucho más breve y alarga el balanceo, de modo tal de evitar, en la mayor parte de los casos, el dolor que le genera el apoyar la extremidad en el suelo”, explica la doctora Tiznado.
Causas de la cojera en niños
Existen múltiples causas que pueden ocasionar cojera en niños, entre ellas, la especialista destaca que puede ocurrir producto de:
- Enfermedad sistémica
- Alteraciones estructurales de las extremidades inferiores
- Defectos congénitos
- Cuerpos extraños alojados en el pie
- Lesiones cutáneas dolorosas
Sin embargo, la traumatóloga infantil de Clínica Alemana distingue cuatro grupos entre las causas más frecuentes.
Traumáticas: dentro de ellas se encuentran fracturas de los primeros pasos, esguinces, desgarros y fracturas por estrés o sobreuso.
Infecciosas: la cojera también puede ocurrir por infecciones músculo esqueléticas como la artritis séptica, osteomielitis, espondilodiscitis y piomisitis.
Inflamatorias: en este gran grupo destacan condiciones como la sinovitis transitoria de cadera, la artritis idiopática juvenil y la artritis autoinmune.
Ortopédicas: en este grupo destaca la enfermedad de Perthes, epifisiolisis, osteocondrosis y tumores músculo esqueléticos.
Diagnóstico
Para hacer una evaluación adecuada de la cojera, se requiere de tres etapas, comenta la especialista. En primer lugar, historia clínica. En esta parte del diagnóstico de la cojera es muy importante que los padres respondan con el mayor detalle posible cada una de las preguntas del especialista, como aparición y características de la cojera, así como los síntomas que la acompañan.
Posteriormente se realizará un examen físico al niño con la intención de localizar el origen de la cojera. De esta forma, el traumatólogo infantil hará un análisis de su marcha y revisará sus articulaciones, huesos y musculatura.
Finalmente, se pueden realizar exámenes complementarios entre los que se consideran imágenes y laboratorio.
Para cerrar, la doctora Tiznado es enfática en recordar que la cojera siempre debe ser considerada como patológica y que las causas pueden variar según la edad del niño. Asimismo, agrega que si la cojera es aguda y se acompaña
de fiebre o aumento de volumen, deben asistir a un Servicio de Urgencia.