La articulación acromioclavicular está formada por la parte lateral de la clavícula y el hueso del acromion y, en parte, es la encargada de unir el brazo y el esqueleto axial.
La articulación acromioclavicular está formada por la parte lateral de la clavícula y el hueso del acromion y, en parte, es la encargada de unir el brazo y el esqueleto axial. Cuando esta articulación se luxa, se produce una
pérdida de relación parcial o completa entre la parte lateral de la clavícula y el hueso acromion, ubicado en la parte superior del hombro, explica el doctor Felipe Toro, traumatólogo de hombro de Clínica Alemana.
¿Cómo se producen estas lesiones?
“La luxación del acromioclavicular ocurre de forma secundaria a un trauma de alta energía, siendo lo más habitual una caída sobre la cara lateral del hombro. Es muy frecuente en ciclistas y en deportistas de contacto
como el fútbol y el rugby. Otros mecanismos menos frecuentes son las caídas a nivel o de altura y accidentes de tránsito”, asegura el especialista.
Síntomas y diagnóstico
Cuando esta articulación se luxa, el paciente siente dolor en la parte superior del hombro, inmediatamente después del accidente. “Dependiendo del grado de la luxación, el dolor puede acompañarse de una deformidad en
la que se puede observar el extremo lateral de la clavícula ‘levantado’, respecto del hombro”, dice el doctor Toro.
Asimismo, agrega que es posible mover cuidadosamente el hombro, pero los movimientos de elevación del brazo sobre la cabeza serán difíciles de realizar por el dolor.
En este contexto, el especialista recomienda que el paciente siempre consulte con un especialista después de algún trauma que se acompañe de dolor importante o limitación de la función de su hombro. “Si bien, en
ocasiones no corresponde a una urgencia, es una lesión que necesita ser evaluada”, añade.
De esta forma, la sospecha clínica de la luxación de la articulación acromioclavicular es muy importante si se conoce el mecanismo del accidente. A su vez, el examen físico permitirá apreciar dolor a la palpación
de la articulación acromioclavicular y la eventual deformidad asociada.
“Los pacientes deben ser estudiados con imágenes apropiadas, para descartar la presencia de fracturas asociadas u otras lesiones que puedan haber ocurrido en el accidente. Además, son importantes para determinar el grado de la lesión (revisar figura 1), ya que esta permite establecer la gravedad y evaluar el mejor tratamiento”.
Figura 1.
Tratamientos para una luxación acromio clavicular
Según el traumatólogo de Clínica Alemana, existen dos tipos de tratamientos para la luxación de acromioclavicular: conservador y quirúrgico.
El primero, se recomienda para los primeros 2 grados de lesión, vale decir, cuando no hay desplazamiento o cuando el desplazamiento es calificado como parcial leve.
Para esto se utiliza un inmovilizador de hombro por algunas semanas, acompañado de frío local y antiinflamatorios durante los primeros días. La kinesioterapia se indica en pacientes que después de la inmovilización presentan
dolor o limitación funcional, iniciándose aproximadamente 1 mes después de la lesión. En la lesión gado III, lo que implica un desplazamiento completo, el tratamiento varía caso a caso, por lo que debe ser
evaluado.
Por su parte, la cirugía se recomienda en algunos pacientes con lesión grado III y en lesiones de mayor desplazamiento, clasificadas como grados IV a VI. Existen diferentes técnicas abiertas o artroscópicas que pueden ser utilizadas,
lo que va a variar según el tipo de lesión, anatomía del paciente, actividad que realiza y preferencia del cirujano. Ocasionalmente, en lesiones crónicas, es necesario el uso de un injerto del banco de tejidos.
Recuperación y resultados
Independientemente de la técnica utilizada, los pacientes requieren de una inmovilización y protección durante el post operatorio de aproximadamente un mes. De esta forma, se busca minimizar la posibilidad de pérdida de reducción.
Luego de este período pueden iniciar la rehabilitación kinésica. La vuelta al deporte dependerá de la recuperación funcional y del tipo de ejercicio, siendo necesario diferir el deporte de contacto por mayor tiempo,
incluso 4 a 6 meses.
El resultado obtenido es muy satisfactorio, Los pacientes recuperan la función y vuelven a realizar actividad física en la gran mayoría de los casos. La complicación más frecuente de observar es la pérdida
parcial o total de la reducción obtenida en la cirugía. Diferentes situaciones pueden precipitar a una pérdida de reducción, sin embargo, la mayoría de las veces no repercute en el resultado funcional del paciente.