Cuando llegó a Chile, desde Venezuela, Emily descubrió que tenía leucemia y necesitaba un trasplante de médula ósea. Conoce su historia.
Emily Iturriza llegó a Chile, desde Venezuela en el año 2019 con sólo 24 años. Al poco tiempo, comenzó con síntomas que llamaron su atención y la de su pareja. Estaba muy cansada, con intensos dolores de cabeza y le aparecieron moretones en brazos y piernas.
“En el fondo de mi corazón yo presentía que algo andaba mal”, relata la joven. Por esto, decidió no esperar para asistir a un especialista y terminó en la consulta de un doctor en el Hospital San Borja Arriarán, quien confirmó su diagnóstico: Emily tenía leucemia.
“Cuando el doctor en el Hospital San Borja ve los exámenes me dice ‘mira, esto es leucemia’ yo al escuchar esa palabra, no grité ni lloré, quedé en shock”, recuerda.
La leucemia, popularmente conocida como cáncer a la sangre, se produce por un aumento de glóbulos blancos en la sangre y la médula ósea; impidiendo que se produzcan glóbulos rojos y plaquetas.
Emily llegó derivada de un programa de trasplante de médula ósea que tiene la clínica con el Ministerio de Salud, explica el doctor Matías Sánchez, hematólogo de Clínica Alemana, quien fue el encargado de realizar el procedimiento.
“Ella tenía una leucemia de alto riesgo, por lo que le hicieron un tratamiento de quimioterapia, pero para poder reafirmar su eficacia necesitaba un trasplante de médula ósea”, explica el especialista.
La donante de Emily
De acuerdo con lo comentado por el doctor Sánchez, “antiguamente el trasplante de médula ósea tenía muchas limitaciones, porque solo se utilizaban donantes que fueran 100% compatibles, también llamados full match. En este caso, los potenciales donantes eran solo hermanos directos (de padre y madre) y eso no aseguraba la compatibilidad absoluta”.
“Sin embargo, con nuevas técnicas se ha podido utilizar donantes que sean mitad compatibles o half match, que pueden ser hijos de los pacientes, padres o hermanos que no sean 100% compatibles”, agrega.
A pesar de los avances de la ciencia, la situación de Emily era compleja, puesto que todos sus familiares directos estaban en Venezuela. “Me preguntaron que familiares tenía acá para testearlos y ver si lograban ser compatibles conmigo y si no funcionaba testearíamos a mi familia en Venezuela”, comenta.
De esta forma, comenzaron las evaluaciones para saber si la prima de Emily, quien se encontraba en Chile, podría ser su donante. De acuerdo con el hematólogo de Clínica Alemana, “entre hermanos hay aproximadamente un 75% de probabilidades de ser 50 o 100% compatible. Sin embargo, esta cifra desciende a menos de un 10% cuando se trata de primos”.
Es por lo anterior que “cuando me notifican que mi prima era compatible conmigo, no lo podía creer”, dice Emily. Una vez encontrada su donante, le indicaron que fue seleccionada para recibir su trasplante en Clínica Alemana.
“Emily se había hecho un muy buen tratamiento en el Hospital San Borja. Venía en remisión de su enfermedad, es decir, sin leucemia y aquí lo que se hizo fue el trasplante. Hemos realizado búsquedas para revisar si hay remanentes de leucemia y, afortunadamente, no hemos encontrado nada, asique esperamos que esto se mantenga en el tiempo”, declara el experto.
Un nuevo hogar
“Se trata de un proceso bastante complejo para los pacientes. No solo desde el punto de vista físico, sino que también requiere resiliencia, lo que también significa para ellos un aprendizaje. Por eso, el apoyo emocional que podemos brindar como equipo es muy importante”, manifiesta el doctor Sánchez.
Así lo confirma Emily. “Me decían ‘Emily, ¿qué quieres comer? Si no hay te lo mandamos a hacer’. Y yo me acuerdo que les decía, ‘ya no soporto comer más pan, necesito mis arepas’. Yo jamás me imaginé que me iban a traer arepas y me trajeron arepas en el desayuno. Para mi fueron las arepas más deliciosas del mundo”, relata.
“En el fondo de mi corazón, le agradezco a Dios que esto haya llegado a mi vida, porque considero que estoy siendo un mejor ser humano y he conocido personas maravillosas. Me atendieron estupendamente bien en el Hospital San Borja y me atendieron estupendamente bien en la Clínica Alemana. Por algo llegué a este país. Por algo Dios me puso aquí, porque yo venía a un propósito acá, porque todo se dio perfecto y aquí estoy”, cierra la joven de ahora 26 años.