El uso de clonazepam y clotiazepam es útil en el contexto de un tratamiento, pero debe ser administrado por especialistas de salud mental.
Según el Dr. Alejandro Koppmann, psiquiatra de nuestra clínica, la indicación y el consumo de este tipo de productos ha ido en aumento por distintos factores:
- Alta prevalencia de síntomas ansiosos y depresivos en la población general.
- Dificultad de acceso oportuno a atención de salud mental.
- Relativo bajo costo de los medicamentos.
¿Cuál es el efecto del clonazepam y clotiazepam?
“Los tranquilizantes producen en el cerebro la liberación de un neurotransmisor (GABA) que inhibe ciertas acciones del cerebro, tales como el tono muscular, la atención, la coordinación motora o la ansiedad. Lo anterior es experimentado como calma o relajación”, explica el psiquiatra de nuestra clínica.
El clonazepam y el clotiazepam pertenecen a la familia de las benzodiazepinas y sus efectos son:
- Disminuir los niveles de irritabilidad y ansiedad.
- Ayudar a conciliar el sueño.
De las benzodiazepinas, el clonazepam suele ser el más indicado en Chile. “La principal diferencia entre ambos es que el clonazepam tiene un efecto hipnótico sedante, mientras que el clotiazepam es principalmente ansiolítico”, explica Alejandra Retamal, jefa de Departamento Farmacia de Clínica Alemana.
Además, tienen distinta duración en su acción.“El clotiazepam es de corta duración, lo que permite tratar cuadros ansiosos no tan severos y donde se requiere mantener la funcionalidad del paciente” agrega.
¿Por qué se genera dependencia?
El Dr. Koppmann, aclara que todas las benzodiazepinas son adictivas, es decir, producen dependencia. Por eso, lo ideal es que se consuman en dosis bajas por periodos cortos, de alrededor de 10 días, bajo supervisión médica y en el contexto de un tratamiento orientado a resolver el origen del problema.
Lamentablemente, esto no suele ocurrir en la práctica, dice el psiquiatra. La mayoría de las personas consume benzodiazepinas en dosis o tiempos más largos de lo recomendado.
Su uso crónico produce tolerancia, es decir, con el tiempo la persona necesita usar dosis cada vez mayores para conseguir el efecto deseado. Otro criterio de dependencia de la droga es la privación: aparición de síntomas físicos cuando el fármaco es retirado, como taquicardia, sudoración, vértigos y sensación de angustia.
Por eso la suspensión del medicamento debe ser programada y lenta. “La velocidad y la magnitud del retiro dependen de la dosis y el tiempo de uso. A mayor tiempo o mayor dosis, más lento es el retiro” afirma el especialista.
Además de la dependencia física, el uso de este tipo de fármacos puede provocar dependencia psicológica, es decir, una sensación de bienestar asociada al simple hecho de tomar el remedio o incluso saber que se lleva en el bolsillo.
Efectos secundarios
Si el clonazepam se consume en la forma indicada por el médico tratante no debiera tener mayores efectos secundarios. Sin embargo, siempre es recomendable que en el inicio del tratamiento se evite conducir vehículos y realizar tareas que requieren mayor precisión.
Y es que, en algunos casos, este medicamento puede generar:
- Somnolencia.
- Boca seca.
- Dolor de cabeza.
- Vértigo.
En caso de desarrollarse una adicción, también pueden surgir efectos secundarios:
- Descoordinación muscular.
- Disminución de la capacidad de alerta.
- Alteraciones conductuales o de memoria.
- Depresión respiratoria.
- Alteraciones de la conciencia.
Además, “cuando su consumo es elevado puede producir un progresivo e irreversible deterioro cognitivo, una especie de envejecimiento prematuro del cerebro”, sostiene el Dr. Koppmann. Esto se traduce en problemas de memoria, falta de concentración, y alteraciones del sueño y del ánimo.
Precauciones al consumir clonazepam y clotiazepam
Es peligroso asociar estos medicamentos con depresores del sistema nervioso central, como algunas drogas o alcohol. La razón es que aumenta el grado de ebriedad y se pueden producir problemas respiratorios y compromisos de conciencia.
Tampoco se recomienda el clonazepam durante la lactancia o el embarazo. En el primer trimestre de gestación se asocia a riesgo de malformaciones congénitas. “En el segundo y tercer trimestre se relaciona con el síndrome del niño flojo e incluso síndrome de privación por la retirada brusca del fármaco antes del parto”, explica el psiquiatra.