¿Cómo enfrentar la violencia escolar?

Los casos de agresiones en los colegios han aumentado en los últimos años. Los adultos tenemos la responsabilidad de ser buenos modelos de resolución de problemas.

Por User Not Found abr. 13, 2022, 09:45

Los casos de agresiones en los colegios han aumentado en los últimos años. Los adultos tenemos la responsabilidad de ser buenos modelos de resolución de problemas.

Hace algunos días el Ministerio de Educación (MINEDUC) informó que tras el regreso a la presencialidad en los colegios, la Superintendencia de esta cartera ya ha registrado 1.500 denuncias, de las cuales un 30% corresponde a casos de violencia escolar.

“Cuando hablamos de violencia escolar no solo nos referimos a fenómenos ya conocidos como el bullying o el cyber bullying , sino también a la violencia que se da entre pares y entre los distintos estamentos que participan dentro de la comunidad escolar”, explica la doctora Francisca Salas, pediatra y adolescentóloga de Clínica Alemana.

La especialista dice que se trata de un fenómeno que viene en aumento desde el año 2017, pero que ha vuelto a visibilizarse post pandemia, y este año en particular con el regreso de niños y jóvenes a las salas de clase : “Es importante entender que estamos frente a un problema que no solo compete a la comunidad escolar sino también a la estructura de nuestra sociedad. Está comprobado que aquellas sociedades que tienen un mejor manejo de la violencia social también tienen un menor índice de violencia en los colegios ”, señala la doctora Francisca Salas.

¿Por qué somos violentos?

En el último tiempo ha sido noticia una serie de impactantes situaciones de violencia escolar a lo largo del país, pero ¿cuáles son las causas que llevan a que los hechos de violencia se estén masificando? Al respecto, el doctor Alfonso Correa, psiquiatra de Clínica Alemana, comenta algunas razones:

  • Rabia e incapacidad para expresarla adecuadamente.
  • Escasa habilidad para resolver problemas.
  • Impaciencia.
  • Poca tolerancia.
  • Suma de frustraciones.
  • Expectativas no cumplidas.
  • Deseo permanente de tener más.

“De factores como estos surge la violencia. La tolerancia, por ejemplo, es algo que se desarrolla. La sociedad actual ha pecado al no educar en este tema ni tampoco en la resolución de problemas, lo que incluye expresar adecuadamente la rabia, tolerar la frustración y tener capacidad de espera frente a distintas situaciones”, dice el especialista.

De acuerdo a lo establecido por el doctor Alfonso Correa, en base a estos factores y sin darnos cuenta, hemos instalado al interior de nuestra sociedad un estilo que justifica o valida distintas dinámicas de violencia : “En muchas ocasiones podemos ser parte de ella e, incluso, aquel que fue víctima en algún momento también puede terminar ejerciendo violencia ”.

Las tareas de los padres

Para muchos, violencia escolar es sinónimo de bullying, sin embargo, se trata de un tema que abarca más aristas : “Hablamos de las dinámicas relacionales cotidianas y de aquellas veces en que somos objeto de violencia extrema de parte de un ente externo o ajeno a mi círculo ”, añade la adolescentóloga.

En este sentido, la familia puede ayudar a mejorar las estrategias y las formas de resolver conflictos, pero ¿cómo? Dentro de las principales tareas que deben asumir los padres, se cuenta:

  • Ser un buen modelo de resolución de problemas.
  • Manejar correctamente la rabia.
  • Nunca fomentar la victimización ni la culpa: “Lo ideal es buscar conjuntamente la forma para que la persona actúe de mejor manera al resolver los conflictos, ya sea quien ejerza la violencia como también el que la recibe y el que la observa”, dice la profesional.
  • Estar atentos a las señales y al diario vivir de los niños:
    • Cercanía.
    • Diálogo fluido.
    • Espacio y tiempo para escuchar.
  • Involucrarse en las redes sociales al interior de la comunidad educativa.
  • Junto con todos los actores involucrados, tomar responsabilidad en los hechos de violencia: colegio, padres, sociedad.

Además, “si el niño se queja de algo, debemos escucharlo y ver qué emociones están detrás. Por otra parte, si el niño es callado, hay que darle espacio y tiempo para que pueda expresar lo que le pasa”, enfatiza la doctora Francisca Salas, y agrega que estos sutiles detalles podrían marcar una gran diferencia.