La mitad de las personas sufrirían dolores de cabeza y los síntomas son más usuales en mujeres que en hombres.
“Los trastornos de cefalea se encuentran entre las afecciones más prevalentes e incapacitantes en todo el mundo”, establece el estudio.
Tanto así, que en una iteración del GBD en 2019, la migraña ocupó el segundo lugar entre las causas de discapacidad y el primero entre las mujeres menores de 50 años.
Ahora, en una revisión narrativa realizada por GBD, se identificaron 357 publicaciones de prevalencia publicados hasta 2020, la gran mayoría de países de altos ingresos. En base a ello, se llegó a la conclusión de que la prevalencia de cefalea activa mundial estimada es del 52 %; de migraña, del 14 %; de dolor de cabeza de tipo tensional (TTH), del 26%; y cefalea que dura 15 días o más (H15+), 4,6%.
Es decir, la mitad de la población estudiada tiene dolor de cabeza al menos una vez al año y casi un quinto de las personas tiene síntomas de mayor duración e intensidad.
Además, las mujeres serían más propensas que los hombres a sufrir de dolor de cabeza. En trastornos de todos los tipos de cefalea se vio un 57,8% de mujeres y 44,4% de hombres. En el caso de las migrañas, el 17 % eran mujeres y solo 8,6 % eran hombres.
Por otra parte, dado que es un estudio tan amplio –con distintas metodologías, múltiples zonas geográficas y rango de edades de 20 a 85 años–, los factores metodológicos explican algunas de las grandes variaciones que se ven entre los hallazgos.
Aun así, “las estimaciones de la prevalencia de la migraña aumentaron a lo largo de los años, mientras que las estimaciones para todos los tipos de dolor de cabeza variaron entre las regiones del mundo”.
La documentación de los trastornos de cefalea se ha convertido en una tarea importante, destacada por la Campaña Global contra el Dolor de Cabeza. “A través del estudio Global Burden of Disease (GBD), los trastornos de cefalea se revelan como una de las principales preocupaciones de salud pública a nivel mundial y en todos los países y regiones del mundo”. Para mejorar los resultados de futuras investigaciones globales, los autores concluyen que se necesitan más y mejores estudios en países de ingresos bajos y medianos.